En México, cada día 11 mujeres son asesinadas. En Veracruz, 2024 cierra con una dolorosa cifra: más de 60 feminicidios registrados, según datos de organizaciones civiles. Es una realidad que no podemos normalizar. No podemos ignorar que la violencia contra las mujeres sigue presente en las calles, los hogares y las instituciones, mientras miles de voces aún esperan justicia.
Desde el abuso físico y emocional hasta la violencia económica e institucional, cada expresión de violencia niega derechos y perpetúa desigualdades. Pero lo más alarmante es el silencio: ese que las víctimas cargan por miedo o por la falta de respuesta efectiva del sistema. Hoy, el silencio debe transformarse en acción.
En Veracruz, las mujeres indígenas y afrodescendientes enfrentan múltiples formas de discriminación y violencia. Desde la falta de acceso a servicios básicos hasta la exclusión en políticas públicas, la intersección entre género y origen étnico agrava su vulnerabilidad. Las cifras del INEGI muestran que más del 40% de estas mujeres han enfrentado violencia física o sexual en algún momento de sus vidas. Es necesario reconocerlas como agentes clave del cambio, garantizando su acceso a la justicia y la protección de sus derechos.
Este 25 de noviembre, en el marco de la conmemoración del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, se reunieron colectivas de todo el país, incluyendo a integrantes de 50+1, quienes participaron en su Congreso Anual bajo el lema “Es tiempo de Mujeres” Fue un gusto formar parte de este encuentro junto con veracruzanas de valor que pertenecen al capítulo Veracruz. Desde distintos puntos de la República Mexicana, mujeres valiosas nos dimos cita para crear propuestas y consolidar espacios libres de violencia.
Este espacio fue un recordatorio de que la lucha por los derechos de las mujeres es transversal y requiere esfuerzos conjuntos desde todas las trincheras: política, social, económica y jurídica. Fue un intercambio de ideas y propuestas orientadas a fortalecer las políticas públicas con perspectiva de género, demostrando que la unidad entre mujeres en espacios de poder puede transformar realidades.
Aunque la paridad en cargos públicos y las leyes que combaten la violencia son avances importantes, no son suficientes. Veracruz necesita acciones contundentes que impacten directamente en las mujeres más vulnerables. Es fundamental fortalecer el presupuesto estatal destinado a refugios y centros de atención para víctimas de violencia. Estos espacios deben estar debidamente equipados y garantizar atención integral. También es prioritario implementar de manera efectiva la Alerta de Violencia de Género, ya que desde 2016 muchos municipios no han mostrado avances significativos. Es momento de exigir rendición de cuentas. Además, impulsar un Sistema Estatal de Cuidados liberará a las mujeres de la sobrecarga de trabajo no remunerado, contribuyendo a reducir desigualdades económicas y sociales, y fortaleciendo su independencia.
El 25 de noviembre no hacemos un minuto de silencio. Hoy hacemos un minuto de ruido: por las mujeres que enfrentan violencia cada día, por las que ya no están y por quienes, desde sus trincheras, luchan por justicia y un futuro libre de violencia. Que nuestra voz resuene hasta que Veracruz sea un lugar donde ninguna mujer tenga que vivir con miedo. Porque sin igualdad, no hay democracia; y sin seguridad para las mujeres, no hay justicia social.
Desde mi trinchera, reitero mi compromiso de seguir levantando la voz para que las políticas públicas en Veracruz se traduzcan en acciones reales y transformadoras. Esta lucha nos incluye a todas y todos. Hoy y siempre, ni una más.
*Presidenta del capítulo Veracruz de la Colectiva 50+