La violencia contra niñas, jóvenes y mujeres está presente prácticamente en todos lados, todo el tiempo. En la calle, en el parque, al tomar un autobús, una mujer puede ser blanco de acoso, de tocamientos y hasta de violaciones. No, no es una exageración. El Inegi documentó que nueve de cada diez mujeres alguna vez hemos sentido miedo de ser atacadas o abusadas sexualmente en la calle, en el transporte o algún espacio público.
A nivel internacional se han hecho esfuerzos importantes para poner un alto al acoso callejero. En 2015, en Sao Paulo, Juliana de Faria lanzó la iniciativa denominada Chega de Fiu Fiu (alto a los silbidos, traducido al español), mediante la cual las mujeres podían mapear las calles donde habían sufrido acoso callejero para advertir a otras. Fue tal el éxito que después se extendió a todo el país.
Y no paró ahí. En un trabajo conjunto con la Fiscalía carioca, trabajaron una guía sobre cómo actuar legalmente contra el acoso callejero. Luego vino un documental y se convirtió en un ejemplo internacional de cómo hacer frente a este tipo de violencia tan común al que nos enfrentamos.
Sumando a esa lucha, presento ante mis compañeras y compañeros diputados una iniciativa para tipificar el acoso callejero en Veracruz; se trata de una serie de reformas a nuestro Código Penal para poner un alto a esta amenaza que sentimos por el simple hecho de ser mujeres. Pero les doy mis razones.
Actualmente, en el Código Penal del Estado de Veracruz existen tres delitos de abuso y acoso sexual, los cuales solo se persiguen por querella, no consideran reparación del daño, y además contienen errores legislativos que estriban en que en un delito es una circunstancia agravante, y en el otro es parte integral de la conducta delictiva; traducido al español es que hoy denunciar el acoso callejero y que proceda, es más difícil que encontrar una aguja en un pajar.
Por eso, una vez más, hago un respetuoso, pero sentido llamado a mis compañeras y compañeros diputados para que, con nuestro trabajo, sumemos a garantizar a las más de 3.8 millones de mujeres veracruzanas, la promesa de que vivamos libres y seguras en las calles y espacios públicos.
En nuestro caso solo se necesita de voluntad para que el marco jurídico penal tenga las características y técnica legislativa que le permita a la víctima obtener la justicia en caso de ser violentada; pero igual de importante es que quien sea un potencial agresor, sepa que con esta reforma se seguirá de oficio el acoso callejero y que por lo tanto habrá una sanción al respecto.
Es momento de poner, todas y todos, un alto a la violencia que nosotras sufrimos en calles, parques, transporte público, mercados o plazas comerciales; ferias, festivales, asambleas, reuniones de trabajo, juntas vecinales, restaurantes y antros. Desde la palabra soez, pasando por el exhibicionismo, los tocamientos e, insisto, la violación. Espero que pronto, en Veracruz, demos ejemplo del respeto que todas merecemos.
*Diputada local del Grupo Legislativo Mixto Por Amor a Veracruz Verde
@AniluIngram