/ martes 24 de julio de 2018

Asomarse a la poesía de Jorge Guillén

El crítico literario cubano José Antonio Portuondo afirma que la “poesía es, en esencia, descubrimiento y expresión del ritmo vital”, es decir, el conjunto de versos que forman el poema tienen un orden que se basa en el ritmo. Esa es la característica que lo define.

Debo al maestro Alejandro Domínguez Sánchez(†) mi acercamiento a la lectura de obras importantes de literatura y en particular de poesía de la Generación del 27 de España, como es el caso de Jorge Guillén. En dicha Generación destaca la búsqueda de “las esencias”, y con ello el alejamiento de lo meramente personal, de lo anecdótico y del sentimentalismo. Forman parte de este grupo Vicente Aleixandre, Rafael Alberti, Federico García Lorca, Pedro Salinas, Dámaso Alonso y Jorge Guillén, cada uno con su sello personal.

La producción poética de Guillén está integrada por tres obras fundamentales que son: Cántico, Clamor y Homenaje. De la primera se hicieron cuatro ediciones que tuvieron modificaciones cada una. En su primera edición (1928) tenía 75 poemas y en la versión final (1950) llegó a 334. La explicación sobre los cambios en cada edición radica en que el poeta siempre fue en busca de la expresión exacta para que su trabajo fuera más perfecto. Uno de sus estudiosos, Biruté Ciplijauskaité, dice que “En Cántico la intensidad de la alegría y el júbilo casi hace estallar los límites rigurosos de la forma”.

La poesía de Jorge Guillén es canto a la vida e identificación con el universo. Para él es importante captar las maravillas concretas, lo cual se logra teniendo siempre despiertos todos los sentidos. Pero da mayor relevancia al sentido de la vista. Dice que el mundo es lo que ven los ojos. Es el poeta de la realidad que canta por la alegría de la vida. En él no hay pesimismo, no hay derrota, todo es positivo. Incluso, siempre resalta la vida antes que tocar el tema de la muerte; se inclina por poiesis que es crear, dar vida.

A mediados de los años setenta llegó a mis manos el primer libro que leí de este autor. Se llama Al margen. Uno de sus poemas es Las violetas, el cual dice: “Agrupadas, profundas,/ tan íntimas, pequeñas,// A lo lejos recónditas/ como si os escondierais,// Suaves, crepusculares,/ tiernamente modestas,// y con una ternura/ que sin llamar espera,// Sabéis enamorarnos,/ fragantes violetas”.

Uno de sus libros titulado... Que van a dar al mar, canta al amor y a los seres queridos que ya partieron, y dice: “Amor es siempre vida, sólo vida/ No hay mirada amorosa que no alumbre/ su eternidad”.

Jorge Guillén nació en Valladolid, España en 1893, y murió en Málaga, España, en 1984. Viajó a muchos países. Vivió en Europa y en los Estados Unidos. Dio clases y conferencias en diversas universidades del mundo, incluyendo México. Recibió numerosos premios. Se le considera uno de los grandes poetas de España y del mundo.


El crítico literario cubano José Antonio Portuondo afirma que la “poesía es, en esencia, descubrimiento y expresión del ritmo vital”, es decir, el conjunto de versos que forman el poema tienen un orden que se basa en el ritmo. Esa es la característica que lo define.

Debo al maestro Alejandro Domínguez Sánchez(†) mi acercamiento a la lectura de obras importantes de literatura y en particular de poesía de la Generación del 27 de España, como es el caso de Jorge Guillén. En dicha Generación destaca la búsqueda de “las esencias”, y con ello el alejamiento de lo meramente personal, de lo anecdótico y del sentimentalismo. Forman parte de este grupo Vicente Aleixandre, Rafael Alberti, Federico García Lorca, Pedro Salinas, Dámaso Alonso y Jorge Guillén, cada uno con su sello personal.

La producción poética de Guillén está integrada por tres obras fundamentales que son: Cántico, Clamor y Homenaje. De la primera se hicieron cuatro ediciones que tuvieron modificaciones cada una. En su primera edición (1928) tenía 75 poemas y en la versión final (1950) llegó a 334. La explicación sobre los cambios en cada edición radica en que el poeta siempre fue en busca de la expresión exacta para que su trabajo fuera más perfecto. Uno de sus estudiosos, Biruté Ciplijauskaité, dice que “En Cántico la intensidad de la alegría y el júbilo casi hace estallar los límites rigurosos de la forma”.

La poesía de Jorge Guillén es canto a la vida e identificación con el universo. Para él es importante captar las maravillas concretas, lo cual se logra teniendo siempre despiertos todos los sentidos. Pero da mayor relevancia al sentido de la vista. Dice que el mundo es lo que ven los ojos. Es el poeta de la realidad que canta por la alegría de la vida. En él no hay pesimismo, no hay derrota, todo es positivo. Incluso, siempre resalta la vida antes que tocar el tema de la muerte; se inclina por poiesis que es crear, dar vida.

A mediados de los años setenta llegó a mis manos el primer libro que leí de este autor. Se llama Al margen. Uno de sus poemas es Las violetas, el cual dice: “Agrupadas, profundas,/ tan íntimas, pequeñas,// A lo lejos recónditas/ como si os escondierais,// Suaves, crepusculares,/ tiernamente modestas,// y con una ternura/ que sin llamar espera,// Sabéis enamorarnos,/ fragantes violetas”.

Uno de sus libros titulado... Que van a dar al mar, canta al amor y a los seres queridos que ya partieron, y dice: “Amor es siempre vida, sólo vida/ No hay mirada amorosa que no alumbre/ su eternidad”.

Jorge Guillén nació en Valladolid, España en 1893, y murió en Málaga, España, en 1984. Viajó a muchos países. Vivió en Europa y en los Estados Unidos. Dio clases y conferencias en diversas universidades del mundo, incluyendo México. Recibió numerosos premios. Se le considera uno de los grandes poetas de España y del mundo.