Es indudable que la migración ha sido un problema añejo que afecta de manera muy importante a los países a donde llegan los migrantes indocumentados; tenemos por ejemplo a España y Francia donde desde hace años llegan indocumentados africanos y musulmanes que al no tener trabajo, se venden a menor precio que los nacionales y les restan plazas a quienes con su empleo pagan impuestos.
Además de que pasado un tiempo, empiezan a exigir a los gobiernos, servicios, atención médica, e incluso derechos como pasa en Francia, que las colonias musulmanas han crecido geométricamente y han hecho sus propios barrios donde imperan sus tradiciones y leyes propias. Los estados Unidos de Norte América, desde hace muchísimo tiempo, se convirtió en el sueño dorado para los mexicanos y latinos, por lo que por años, mexicanos, centro y sudamericanos se cruzaban la frontera de mojados, instalándose en ciudades principalmente sureñas, al punto que hoy, diversas ciudades y condados, tienen más latinos que nacionales.
Que si son mano de obra barata, explotados en el campo o en la ciudad, temerosos de la migra y fuente de las grandes cantidades de dinero que envían por remesas a sus familiares, es una realidad que fue hasta hace un tiempo, porque a partir del control de la frontera norteamericana con la guardia nacional, la border patroll, el muro y las medidas de seguridad, cada vez a sido más difícil cruzarse al otro lado y además las oportunidades de cumplir el sueño americano cada vez son más escasas y muchas veces nulas, como lo estamos viviendo con migrantes que han logrado pasar o han sido aceptados por las autoridades, pero que viven en la miseria, esperanzados a la caridad, lo que ha incrementado la problemática para el país al no poder ofrecer vivienda, trabajo, economía y salud.
Las oleadas de migrantes que nos han llegado de diversos países y que más a la mala que a la buena se han internado en nuestro territorio con la vista gorda de las autoridades migratorias, atravesando el país hasta la frontera norte, donde su admisión es a cuentagotas y mientras, los gringos nos han agarrado de traspatio con la permisividad del gobierno, para mantener a miles de indocumentados que querámoslo o no, son un problema.
Y ahora el gobierno sale con la jalada de que a cada migrante venezolano que se repatrie, le dará una pensión jugosa por 6 meses, cuando aquí hacen falta vacunas, medicinas, apoyo al campo, apoyo a los braceros repatriados, alimentos,
etc. Que es donde debiera invertirse el dinero y no en andar regalándose a los extranjeros, que además debieran ser expulsados del país al haber ingresado indocumentados y a la fuerza. Encajando muy bien el dicho mexicano, “candil de la calle y oscuridad de la casa” Si tienen problemas en sus países, que los resuelvan pero que no vengan a causarnos más de lo que ya tenemos.