Ningún político en el mundo podrá ganar una elección con el 100% del electorado registrado, sería una fatal incongruencia, pero en el caso de la nueva presidenta de México, la doctora Sheinbaum, se ha establecido algo nunca visto, un excelente margen de votación a su favor del 58 al 60% del total, y el brillante hecho de ser la primera mujer que habrá de gobernar nuestro país.
Desde tiempos inmemoriales los gobernantes han sido hombres, emperadores con los aztecas, virreyes con los españoles, presidentes y un dictador como lo fue Porfirio Díaz; en el porfiriato se avanza pero se cede mucha soberanía al extranjero, se reelige a don Porfirio como si no existiera otro ser pensante en nuestra patria, y ya ni hablar del tristemente célebre Antonio López de Santa Anna, que ocupó en once ocasiones la presidencia de México, y que al mismo tiempo firmó una enorme compra-venta, ficticia por cierto, pero que la hicieron valer los políticos yanquis, en la apropiación gradual de enormes territorios arrebatados a nuestro patrimonio nacional.
El día primero de octubre de este año habrá de partir de la silla presidencial el mayor caudillo de la izquierda moderna de México, me refiero claro está a Andrés Manuel López Obrador, ello debido a una reforma a la Constitución Política mexicana, publicada el 10 de febrero de 2014, en la cual se establece que el nuevo presidente tomará posesión del cargo a partir del uno de octubre. Con cerca de 35 millones de votos efectivos, la presidenta electa Claudia Sheinbaum arrasó a su más cercana rival.
“Me comprometo con ustedes a llevar a México por el sendero de la paz, la seguridad, la democracia, las libertades, la igualdad y la justicia, me comprometo con ustedes a gobernar con humildad, pero con una profunda responsabilidad”. Así ataviada con el manto presidencial, pero también con el fuerte precursor de su llegada, me refiero al presidente Obrador, deberá con independencia a su triunfo demoledor, convocar a las mayorías y las minorías de mexicanos, hombres y mujeres, en un blindaje nacionalista y entusiasta para construir lo que se ha llamado el “segundo piso de la Cuarta Transformación”.
Aquí en el estado de Veracruz también llegó una dama, me refiero a la ingeniera Rocío Nahle García, estableciendo un inédito precedente, jamás en mi vida hubiera imaginado tal conjunción de damas en el Poder Ejecutivo del estado y el Poder Ejecutivo federal, e independientemente si usted votó o no a favor o en contra de ellas, ahora es un tiempo de unidad, un tiempo para mí de orgullo, me agrada la idea convertida en hecho de que sean mujeres empoderadas las que ejercerán junto con todos nosotros el destino y la participación democrática y de ideas por lograr una sociedad más justa, igualitaria, justiciera y progresista dentro de un tiempo de fuertes cambios ciclónicos en el ambiente político y económico internacional.
En EU habrá elecciones muy fuertes, entre Kamala Harris de los demócratas, y el republicano de derecha, fascista, dictador disfrazado e incitador de la violencia, me refiero al respetable empresario Donald Trump, y al cual mucho me incomodó el hecho de que atentaran contra su vida, ya que no fue ningún teatro montado, se salvó de milagro esta criatura demasiado poco democrática, dijeran en mi rancho. A México conviene el triunfo de Kamala Harris, que el partido demócrata que es de corte liberal se imponga ante Trump el republicano, no queremos más discriminación ultra acentuada, racismo destructor, odio y mezquindad.
Además si hay una crisis global económica, ella también responde a las guerras abiertas en diversas partes del mundo, lo cual exige a los gobiernos gastar el todo por el todo en armamentos, y olvidar las necesidades de los pueblos.
Aquí en México habré de apoyar a la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, con independencia de criterio, y bienvenida sea usted, primera señora presidenta del país.