/ domingo 13 de octubre de 2024

Crecimiento y finanzas públicas

El crecimiento de la economía de un país y su bienestar a menudo se ha asociado con la inversión del capital privado, especialmente a lo largo de los últimos 40 años. Sin embargo, existen mecanismos que permiten que el crecimiento económico, y la reducción de las desigualdades, también provenga de una planificación económica eficiente, es decir, de la creación de políticas económicas adaptadas a las características particulares del país. Estas políticas, definidas por los criterios generales de política económica, son fundamentales para trazar el rumbo de la economía a mediano y largo plazos.

A nivel global, según datos actualizados del Banco Mundial, México se mantiene como la economía número 11 a nivel mundial, con un PIB estimado para este 2024 de $30.4 billones de pesos a precios corrientes. Esto representa un PIB per cápita de aproximadamente $241,000 pesos, una cifra que sugiere un ingreso promedio mensual por mexicano de $20,100 pesos. Sin embargo, esta cifra no refleja la realidad para la mayoría de la población. Según la última Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH), el ingreso promedio por hogar es de $19,200 pesos, en hogares donde habitan en promedio 3.4 personas, lo que refleja una que ha venido disminuyendo a lo largo de los últimos 5 años.

El Coneval estima que más del 51% de la población se encuentra en situación de pobreza o pobreza extrema. Esto significa que al menos cinco de los diez deciles de la población ganan menos de $280 pesos diarios, lo que evidencia graves problemas de desigualdad de ingresos. Esta desigualdad es consecuencia de diversos factores, pero uno de los más influyentes es la política económica, en particular la política fiscal.

Nearshoring y el momento de oportunidad para México

En 2025, México enfrenta un momento clave para capitalizar el auge del nearshoring. Este fenómeno está generando una afluencia especialmente en los sectores de manufactura avanzada, tecnología y automotriz. Según las proyecciones, esta tendencia podría aumentar el PIB de México en un 4.0%-4.5% anual si se gestiona adecuadamente el entorno económico y se optimizan los recursos públicos.

Para aprovechar plenamente el nearshoring, es imprescindible que el gasto público se dirija a mejorar la infraestructura logística, la capacitación laboral y la innovación tecnológica, lo que permitirá a México competir efectivamente en el mercado global. Estas inversiones no solo dinamizan la economía, sino que también pueden reducir las disparidades regionales al incentivar el desarrollo de zonas que han estado rezagadas históricamente.

El rol de la deuda pública

Otro aspecto crucial del uso eficiente del gasto público es el manejo responsable de la deuda pública. En 2025, el gobierno mexicano ha proyectado un endeudamiento equivalente al 2.8% del PIB, lo que es considerado sostenible en el corto plazo. No obstante, es esencial que este endeudamiento se destine a proyectos con alto retorno social y económico, como infraestructura y programas de desarrollo regional. De lo contrario, un mal manejo de la deuda podría comprometer la estabilidad fiscal del país y limitar su capacidad de responder a futuros choques económicos.

Políticas fiscales para el crecimiento y la reducción de desigualdades

Para enfrentar este desafío, es necesario trazar políticas económicas que fortalezcan las finanzas públicas y maximicen el uso de los recursos. El gasto público debe tener un efecto multiplicador, es decir, debe ser destinado a sectores estratégicos que impulsen el crecimiento económico y reduzcan las desigualdades. Ejemplos de esto incluyen la inversión en infraestructura, educación y salud, sectores que, cuando se financian adecuadamente, mejoran las condiciones de vida y fomentan un crecimiento económico sostenido.

@EdgarSandovalP

Twitter-IG-TikTok

El crecimiento de la economía de un país y su bienestar a menudo se ha asociado con la inversión del capital privado, especialmente a lo largo de los últimos 40 años. Sin embargo, existen mecanismos que permiten que el crecimiento económico, y la reducción de las desigualdades, también provenga de una planificación económica eficiente, es decir, de la creación de políticas económicas adaptadas a las características particulares del país. Estas políticas, definidas por los criterios generales de política económica, son fundamentales para trazar el rumbo de la economía a mediano y largo plazos.

A nivel global, según datos actualizados del Banco Mundial, México se mantiene como la economía número 11 a nivel mundial, con un PIB estimado para este 2024 de $30.4 billones de pesos a precios corrientes. Esto representa un PIB per cápita de aproximadamente $241,000 pesos, una cifra que sugiere un ingreso promedio mensual por mexicano de $20,100 pesos. Sin embargo, esta cifra no refleja la realidad para la mayoría de la población. Según la última Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH), el ingreso promedio por hogar es de $19,200 pesos, en hogares donde habitan en promedio 3.4 personas, lo que refleja una que ha venido disminuyendo a lo largo de los últimos 5 años.

El Coneval estima que más del 51% de la población se encuentra en situación de pobreza o pobreza extrema. Esto significa que al menos cinco de los diez deciles de la población ganan menos de $280 pesos diarios, lo que evidencia graves problemas de desigualdad de ingresos. Esta desigualdad es consecuencia de diversos factores, pero uno de los más influyentes es la política económica, en particular la política fiscal.

Nearshoring y el momento de oportunidad para México

En 2025, México enfrenta un momento clave para capitalizar el auge del nearshoring. Este fenómeno está generando una afluencia especialmente en los sectores de manufactura avanzada, tecnología y automotriz. Según las proyecciones, esta tendencia podría aumentar el PIB de México en un 4.0%-4.5% anual si se gestiona adecuadamente el entorno económico y se optimizan los recursos públicos.

Para aprovechar plenamente el nearshoring, es imprescindible que el gasto público se dirija a mejorar la infraestructura logística, la capacitación laboral y la innovación tecnológica, lo que permitirá a México competir efectivamente en el mercado global. Estas inversiones no solo dinamizan la economía, sino que también pueden reducir las disparidades regionales al incentivar el desarrollo de zonas que han estado rezagadas históricamente.

El rol de la deuda pública

Otro aspecto crucial del uso eficiente del gasto público es el manejo responsable de la deuda pública. En 2025, el gobierno mexicano ha proyectado un endeudamiento equivalente al 2.8% del PIB, lo que es considerado sostenible en el corto plazo. No obstante, es esencial que este endeudamiento se destine a proyectos con alto retorno social y económico, como infraestructura y programas de desarrollo regional. De lo contrario, un mal manejo de la deuda podría comprometer la estabilidad fiscal del país y limitar su capacidad de responder a futuros choques económicos.

Políticas fiscales para el crecimiento y la reducción de desigualdades

Para enfrentar este desafío, es necesario trazar políticas económicas que fortalezcan las finanzas públicas y maximicen el uso de los recursos. El gasto público debe tener un efecto multiplicador, es decir, debe ser destinado a sectores estratégicos que impulsen el crecimiento económico y reduzcan las desigualdades. Ejemplos de esto incluyen la inversión en infraestructura, educación y salud, sectores que, cuando se financian adecuadamente, mejoran las condiciones de vida y fomentan un crecimiento económico sostenido.

@EdgarSandovalP

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