El Presidente dentro de su acostumbrada conferencia mañanera del pasado martes 26, rindió un homenaje al inicio de la Revolución Cubana. Este acto desató toda una ola de comentarios de todo tipo en las redes sociales.
Al lado del cuadro del prócer cubano José Martí, el cual forma parte de la colección que alberga el Palacio Nacional, y con la presencia del cantautor cubano Amaury Pérez, quien interpretó tres canciones, el Presidente conmemoró el inicio del movimiento revolucionario que comenzó un 26 de julio de 1953 con el ataque de los cuarteles Moncada y Carlos Manuel Céspedes llevados a cabo por Fidel Castro y sus compañeros.
Para quienes les extrañe este tipo de actos que demuestran aprecio por la isla y su pueblo, habría que recordarles algunos datos de la historia de México y Cuba que demuestran que la relación entre nuestros países ha tenido muchos capítulos y personajes con los que se ha construido una fuerte amistad.
Recordemos que La Habana y Veracruz durante cuatro siglos intercambiaron mercancías y gente a través de las naves que se movían entre estos dos puertos constantemente pues formaban parte del imperio español, y que, junto con Cartagena de Indias en Colombia, eran los tres principales puertos del imperio colonial.
El escritor Alejo Carpentier contaba que había una pequeña ‘ciudad mexicana’ en los años 20 en La Habana, con restaurantes y hoteles donde se alojaban los exiliados de la Revolución Mexicana; contaba también que convivió con mexicanos yucatecos dueños de una finca en la isla donde la servidumbre era maya, y de quienes aprendió algunas palabras al convivir con los niños mayas con los que jugaba.
Personajes cubanos han tenido influencia en nuestra historia y cultura. Recordemos al yerno y secretario particular de Benito Juárez, Pedro Santacilia. El famoso poema ‘Cultivo una rosa blanca’ que aprendieron miles de niños mexicanos en la primaria fue escrito por el héroe independentista cubano José Martí, quien estuvo exiliado en nuestro país. Por cierto, Martí apreciaba mucho la arqueología mexicana; tenía una gran fascinación por la figura del chac mool y en una ocasión se dibujó a sí mismo como uno.
Mención aparte merece el exilio en México de Fidel Castro, quien vino a nuestro país tras ser indultado por los ataques del 26 de julio de 1953. Acá conoció al “Che” Guevara, planeó la revolución de su patria y hasta consiguió que un mexicano apodado “El cuate” comprara el famoso bote “Granma”, con el que partieron desde Tuxpan para ir a consumar la revolución a la isla años después.
Y qué decir de la música cubana, cuya influencia en nuestro país no sólo nos dejó el mambo de Pérez Prado o el chachachá de Enrique Jorrín, el romanticismo del bolero y el son cubano, hasta la poesía de la Trova Cubana, y obviamente, la gran herencia musical a nuestro estado, la música veracruzana por antonomasia, su majestad el danzón, cuyo origen está en la isla. Carpentier decía que el danzón era nacido en Cuba, pero criado en México; de hecho, el estilo del danzón que se baila en la isla es el veracruzano, y el pantalón y guayabera blancos que usan los bailarines jarochos de danzón proviene de una costumbre habanera por demostrar, que a pesar de las temperaturas y humedad elevadas, el blanco de las ropas debe ser siempre impecable.
Esta amistad añeja ha tenido sus grandes pruebas. La más fuerte fue el bloqueo de parte de EEUU. Muy pocos países, entre ellos México, siguieron brindando su apoyo a la isla. Mucho se recuerda la negativa del embajador mexicano Manuel Tello B. en la OEA a votar por el aislamiento de la isla en 1962.
El reconocimiento del pueblo cubano hacia nuestro país por haberle apoyado en los momentos más difíciles siempre está presente; lo dijo Amaury esa mañana en la conferencia cuando agradeció a AMLO su solidaridad con Cuba y por defender al régimen.
Una de las canciones que interpretó el cantautor fue aquella que en su letra dice: “No lo van a impedir ni moralistas, ni el indiscreto encanto del embrujo, ni ausentes millonarios, ni arribistas, ni aspirantes al hacha del verdugo (...) A pesar del otoño creceremos”, todo un simbólico mensaje para la oposición y quienes día a día sueñan porque a México y a AMLO le vaya mal.
En algún momento el cantante dijo: “Voy a hacer una confesión; gracias Presidente, gracias por brindarme uno de los días más felices de mi vida”. La verdad es que tanto la presentación, como las palabras del cantante y el Presidente, nos hizo a muchos muy felices.
La historia de estos dos países ha sido fructífera y lo seguirá siendo. Más que demostrado está que ambos países comparten mucha historia, se complementan y se deben mucho mutuamente.
Por todo lo anterior, celebramos que AMLO haya reconocido y felicitado al caimán verde, y homenajeado la historia, los hombres, mujeres y todo lo que nos une con la gran isla.
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