/ viernes 16 de marzo de 2018

Cuidado del agua

Algunas personas sostienen que la próxima guerra, pese al jueguito que se traen Corea del Norte y Estados Unidos, va a tener lugar por el agua, idea que a muchos parecerá descabellada; mas, no es así. Bástenos ver lo que ocurre en la ciudad cuando el vital líquido escasea y eso, que desconocemos lo que sufren en muchos países por esa razón.

Nosotros, en nuestros inicios como maestros rurales, tuvimos la oportunidad de trabajar en algunas comunidades enclavadas en las partes altas de nuestra entidad, donde quienes habitaban en ellas, se veían precisados a caminar hasta un kilómetro o más, para acarrear el agua para preparar sus alimentos y algunas acciones de limpieza.

Hemos leído que lo anterior se debe al cambio climático, provocado por la mano del hombre, debido a que por ignorancia y buscando un lugar para fincar su residencia han acabado con las áreas verdes. Aunque para algunos personajes, como el presidente de Estados Unidos, sostengan que eso no es cierto; razón por la cual abandonó las sesiones donde se buscaba una solución al problema.

No es mucho lo que ustedes y nosotros podemos hacer; sin embargo, como lo dijimos en otra ocasión, sí ponemos en práctica cuidar lo poco que nos llega a través de la red hidráulica, algo lograremos. Para muchos, dicho cuidado es algo cotidiano; mas, otros preguntarán ¿cómo? Nuestra respuesta sería: no desperdiciándola, llevando a cabo las siguientes acciones: de las necesidades que efectuamos en el retrete (inodoro) una es menor y otra mayor. Sí con la primera acostumbramos echarle agua en cada ocasión procurar hacerlo cada tres o cuatro veces, no así con la segunda que lo amerita en cada ocasión. Al bañarnos ahorraremos agua si abrimos el agua para remojarnos después cerrarla para enjabonarnos, para abrirla cuando vayamos a enjaguarnos. En pocas palabras, evitar que el agua se tire, cuando no se ocupa.

Para el aseo de los dientes, bástenos un vaso con agua, siguiendo más o menos, la misma secuencia que con la regadera: remojarnos la boca, cepillarnos los dientes y enjuagarnos.

Hemos visto a muchas personas barrer, más que lavar la banqueta frente a su casa con el chorro de una manguera acción con la que logran más que nada, desperdiciar el agua; razón por la cual es mejor guardar la manguera y sacar la escoba.

No todos tenemos automóvil, de manera que sólo a unos cuantos les interesará saber que el automóvil se puede lavar con una o dos cubetas de agua, ya que con la manguera se desperdicia más agua de la necesaria.

En apariencia no ayudaremos mucho; mas, viéndolo bien, donde primero notaremos lo positivo de la acción, será en el ahorro a la hora de efectuar el pago por el consumo. Pues el agradecimiento de nuestros coterráneos nunca lo veremos. Con eso estaremos cumpliendo con aquella sentencia que reza: “Has el bien, sin mirar a quién”.

Esperando conseguir la tranquilidad de nuestros semejantes nos despedimos: ¡Salud!