Se ha dado a conocer en los primeros días del presente agosto la aprobación por unanimidad en la Comisión de Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados, del dictamen de reforma para que el Infonavit pueda construir casas y rentarlas.
La divulgación de la noticia, en el tono de que ahora, una vez que quede totalmente aprobada la iniciativa, vas a tener derecho a compra, después de diez años de haber rentado una vivienda, por supuesto que nos levanta del asiento a cualquiera.
Claro, se ha generado un gran aplauso en torno a esa gran propuesta, pues como no pensar que “ya nos hizo justicia la revolución” reformando el artículo 123 Constitucional para dar vida al arrendamiento social, o ahora sí, a la vivienda social.
Sobre todo, si el planteamiento viene adicionado con la aclaración que el descuento mensual máximo a los trabajadores para poder gozar de dicho beneficio, es que no sufrirán un descuento mayor al 30 por ciento de su salario.
Pues todo suena muy bien, no a todos, en gran parte a quienes no tienen memoria, o desconocen la historia del Instituto del Fondo Nacional de los Trabajadores (Infonavit) creado allá en el año de 1972, en cuyos orígenes construía viviendas.
Y dejó de hacerlo en el año de 1992, reformando su ley para ‘fortalecer’ su espíritu y carácter como ente financiero, administrando los fondos de los trabajadores para que estos pudiera adquirir las viviendas que mejor le conviniera, o terrenos, remodelar su casa o bien pagar una hipoteca.
No me pregunte el por qué dejaron de construir casas, pero seguramente porque la estrategia no funcionaba y quizá, hasta porque salía más caro el caldo que las albóndigas.
Si no me cree, échese un clavado en la historia del Instituto en donde también verá que al principio sus créditos eran en pesos, para después pasarlos a salarios mínimos con el VSM. Que lo perfilaron como un ente usurero.
Es más, hasta la fecha, ¿cuántas organizaciones, conjuntos habitacionales, y personas también sin logotipos ni siglas, enfrentan un crédito no pagado con el Infonavit? Sobre el que insisten en pagar, pero sin encontrar la ‘solución a su medida’.
Las viviendas adjudicadas, aún siguen siendo un pendiente sin resolver del Instituto pues sus verdaderos y legítimos dueños que pagaron casi el plazo completo, o por lo menos más de diez o quince años, aun no logran obtener la certeza sobre su patrimonio, pues están a la espera de escrituración a favor del Instituto. Para de ahí, ver qué hacer, para recuperarlas.
¿Cuáles son las viviendas que destinará al arrendamiento el Infonavit? Solo, las que sean de su propiedad nos han aclarado en los días que siguieron los promotores de la difusión de la noticia.
Pero de dónde viene su derecho de propiedad, ¿serán acaso esas viviendas que arrebataron a las familias que ya no podían pagarlas, y nunca lograron aspirar a un convenio? Y, si es así, ¿qué pasará con esas familias?,¿cuál será la estrategia para que a ellos también les haga justicia la revolución?
No es secreto para nadie que es el día en que Infonavit tiene en el abandono una gran cantidad de juicios de cobranza, por falta de recursos se entiende para el pago de abogados.
Esos juicios están por preescribir, desde luego a favor de los ocupantes de las viviendas, pero ese dinero a recuperar, es propiedad a su vez de otros trabajadores que estamos pagando nuestras aportaciones, ¿quién nos va a responder por ese dinero?
¿Dé donde va a salir el dinero para la construcción de nuevas viviendas con la finalidad de rentarlas?, ¿quien se encargará de la cobranza de las rentas, del pago del mantenimiento de los inmuebles?; porque el arrendador es siempre el que debe correr con el pago de reparaciones, fallas y mantenimiento.
¿Cuáles serán los mecanismos de ejecución en caso de que esas rentas dejen de pagarse a tiempo?, ¿habrá desalojos o no habrá desalojos?, Esas rentas ¿se harán en pesos?, alcanzará el descuento máximo promesa para recuperar el valor de la inversión en la construcción de las viviendas. Y, ¿quién las va a construir?
Es mejor hacer una revisión del Instituto, -como no se hizo con la Financiera Rural (FND) antes de declarar su extinción- deseo con un profundo sentido de patriotismo que los legisladores que están en estos momentos con la responsabilidad de analizar la iniciativa, lean bien, pero sobre todo entiendan, las letras chiquitas, y se cercioren de que no se vuelvan a cometer los mismos errores de los años 70’s.
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