El mayor adversario de los partidos opositores a MORENA no será la elección de estado que esperan enfrentar en 2024 para regresar al palacio de gobierno de Veracruz y Palacio Nacional, ni los inmensos recursos económicos que tendrían a su disposición las candidatas y/o candidatos oficialistas, o el dominio territorial en alcaldías o estados bajo su control; en realidad, el verdadero enemigo, su némesis, son ellos mismos, si no corrigen el paso.
Carecen de cohesión, y como van, llegarán divididos y debilitados al campo de batalla, por ambición o traición. No tienen, o no parecen interesados en un trabajo de equipo, sincronizado, de posicionamiento real en el electorado.
En suelo veracruzano, por ejemplo, Movimiento Ciudadano (MC) cumplirá su papel de dividir el voto, zancadillar a la sociedad, para botar a quienes en muy poco tiempo ya la hartó.
El PAN, a su vez, regatea su respaldo al proyecto de unidad estatal y amenaza con ir sólo a la elección, por razones políticas, de grupo o muy particulares, con cual romperá el propósito de tener fortaleza para enfrentar al partido del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Además, de remate, hace unos días, el dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, en un acto autoritario, sin respetar a la militancia del estado, impuso como nuevo ‘digerente’ a Adolfo Ramírez Arana, para tomar el lugar de Marlon Ramírez Marín, quien estatutariamente había concluido su encargo desde mayo pasado, lo que causó alboroto en la clase política priista.
Y Fofo, como le llaman, después de haberse formado una corriente disidente al interior de ese partido, aceptó dialogar con los inconformes, pero, por infructuosa, esa invitación no fue aceptada.
El lunes un grupo priista tomó el edificio del tricolor en el municipio de Veracruz y exigió la salida del ex diputado por el Distrito de La Antigua. ¿Habrá ruptura?, no puede asegurarse, pero la probabilidad existe. Ese es el contexto en la antesala de formalizar o no la conformación del Frente Amplio por Veracruz y, de lograrse, elegir a quien competirá electoralmente contra Rocío Nahle García, candidata de MORENA al gobierno veracruzano por el voto presidencial.
No es lo que se esperaba, y quien resulte con la candidatura, no estará en una franca posición de ventaja a los opositores, cuando ellos, es público y notorio, se encuentran enfrascados en una lucha a muerte, y eso puedo llevarlos a no obtener los resultados que esperan.
Si esa falta de unidad permea en los ciudadanos, lo que que resultaría más grave aún, podría generar desánimo, perder el interés de ir a votar para cambiar a gobiernos que no cumplieron con las las promesas y expectativas que generó en la población, y una baja participación en las urnas el día de las elecciones, favorecería al grupo en el poder, a quien le bastaría con que acudan a sufragar sus incondicionales y simpatizantes.
Marko Cortés, dirigente nacional del PAN, y Alejandro Moreno, del PRI, serían los principales protagonistas de la derrota de la oposición en el estado de Veracruz, o la recuperación de los espacios perdidos. Están en los últimos días para rectificar, o volver a cometer los errores que los tienen en el abismo. ¿Así como se encuentran se puede apostar por la oposición? Ya se verá pronto.
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