Era enero de 2014, junto a un grupo de estudiantes de las facultades de Antropología y Sociología de la Universidad Veracruzana, nos preguntábamos qué pasaba en nuestro estado. Escuchábamos historias sobre desaparición de personas, principalmente de jóvenes, entre las que destacaban mujeres.
Desde siempre, Veracruz ha sido un lugar de trasiego de armas, droga y personas; pero lo que vivíamos en aquel momento no tenía precedente, al menos no lo tenía para nuestra generación. Xalapa, ciudad universitaria, de gran movimiento político y cultural, iniciaba la segunda década del siglo XXI de la mano de uno de los gobernadores más corruptos que ha tenido Veracruz (no ha sido el único, pero sí el menos astuto y más descobijado por un sistema que no lo pudo sostener).
Nos preguntábamos también sobre los feminicidios. Recién en 2011 se había hecho la reforma al Código Penal de Veracruz para tipificar este delito, pero no sabíamos qué estaba haciendo la autoridad en materia de sanción, ya no digamos en medidas de prevención. Obviamente, no teníamos noticia del número de feminicidios que habían tenido lugar en la entidad desde la reforma y tipificación.
Teníamos miedo. Salir a la calle, abordar el transporte público, caminar, ir al trabajo, a la escuela, reunirse con las amigas e ir a algún sitio a divertirse se convirtieron en actividades de riesgo que ponían en entredicho nuestro derecho a la ciudad, a la movilidad, la educación, el trabajo y el disfrute. Muchas de las víctimas de feminicidio de aquella época siguen sin recibir justicia. De las desaparecidas poco o nada se ha sabido.
Desde aquellos años se empezaron a tejer la ansiedad y la zozobra en nosotras. Sentíamos que nada podíamos hacer, pero que debíamos actuar. Bajo el principio radical feminista que sostiene que las mujeres somos personas, partimos de la idea de que como comunidad universitaria construiríamos una iniciativa que permitiera tender redes de información, incidencia y apoyo. Así nació el Observatorio Universitario de Violencias contra las Mujeres (OUVMujeres). Éramos un puñado de feministas que nos sentíamos caer en un abismo sin fondo, pero que nos sosteníamos entre nosotras y que tratábamos de sostener a otras más.
Comenzamos con una tarea que persiste diez años después: registrar, documentar y analizar feminicidios, tipos y modalidades de violencia, desapariciones y homicidios de mujeres. Concretamente, los datos recabados en 2014 en materia de feminicidio permitieron elaborar un diagnóstico que integró la solicitud de Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres para el estado de Veracruz, por el Delito de Feminicidio. Como sabemos, el mecanismo fue implementado en 2016.
Fue hasta 2017 que formalizamos la creación del Observatorio, bajo el cobijo de la Universidad Veracruzana. Actualmente contamos con un acervo que muestra las trayectorias de violencias contra mujeres en una entidad que destaca entre las más violentas del país y que se encuentra por recibir una tercera Declaratoria de Alerta, en esta ocasión por desaparición.
Hemos construido un mapa para ubicar feminicidios y desapariciones de mujeres de 2017 a la fecha tanto en el ámbito estatal como municipal.
Siempre hemos pensado que lo mejor que podría pasar es que el Observatorio desapareciera, que ya no fuera necesario registrar casos. Lamentablemente estamos lejos de que ese deseo se haga realidad. En tanto, este proyecto universitario y feminista persiste en su tarea para aportar información. Así es como pasamos de la zozobra a la acción.
Consulta libre y gratuita del OUVMujeres en www.uv.mx/ouvmujeres/
*Coordinadora del Observatorio Universitario de Violencias contra las Mujeres. Universidad Veracruzana