/ domingo 7 de julio de 2024

El bien sentir, eslogan del neopaganismo

En esta reflexión pongo de manifiesto la afinidad de los dispares entre creer y sentir. Así, nos enfrentamos con algunas tensiones en nuestra civilización; el neopaganismo cobra una nueva relevancia en nuestros días. En efecto, la presencia de este implica más que una simple costumbre, por lo contrario, la fuerza de los movimientos nacionalistas, racistas y gobiernos sientan las bases por repensar, sin agotar la discusión.

El neopaganismo no niega frontalmente a Dios, simplemente lo domeestica, lo invierte. Dios es mi imagen, como si fuera hombre. No se necesita una Iglesia, mucho menos una jerarquía, o la absolutización de la patria, el estado, la raza o el gobierno.

No nos dejemos desanimar por las dificultades ni por los obstáculos del creciente paganismo de la vida pública y las corrientes perversas que pretenden confundir como una avalancha que arrasa con todo. Muchos compatriotas han dejado suavemente el cristianismo, sin desgarro del alma, y se han instalado en una confortable vaporosa religión; creen en un Dios que los acompaña y que lo comprende todo, lo disculpa todo y se sienten en una especie de bondad, porque confunden la religión con sentirse bien, en lugar de creer en el sacrificio redentor. Nos encontramos frente a un nuevo paganismo.

El Dios cristiano no es manipulable por el hombre, no se trata de sentir, sino de creer, por ello, repetidas veces se dice “tu fe te ha salvado”, no lo que sientes te ha salvado ni cómo te sientes. Esta percepción nos arrastra al subjetivismo, hace a un lado lo absoluto de forma que, para este nuevo pelagianismo, las verdades no son absolutas, más bien, el Evangelio lo acomoda a su bien sentir, eslogan del neopaganismo. El culto a la naturaleza en general, las preferencias por los animales de todas especies, incluso sobre los humanos, las energías que distan de los árboles, el individualismo extremo y el narcisismo nunca sustituirán el culto a Dios, tampoco las perversiones. “Aunque la historia de amor de Afrodita”, dice el doctor Farnell, “es de todo humano y encantador”, no hay ideas espirituales, ciencias erróneas que rebajan al cielo ni mentes perturbadoras que dan culto a otro Dios. Esencialmente solo creen en lo que ven, en aquello que sienten y ni se diga de las corrientes de la nueva era.

El cristianismo es la primera y única de las religiones que han predicado; el valor del alma individual y el culto a Dios. La promiscuidad es el signo más usado para degradar a la mujer, no obstante, se sigue proliferando en la dualidad con el hombre en divorcios, separaciones, maltratos a la mujer, y todo ello ha dado lugar a una sublevación mal encausada; se sigue filtrando un nuevo y malicioso pelagianismo. La fuerza brutal del varón es su debilidad pues desea lograr el dominio, aunque ni él mismo sepa detener sus instintos carnales, entre otros cultos y rituales.

El error de la educación ha estado condicionando al error del político; en los sistemas los débiles se rinden por las dádivas en su necesidad. Mientras más se cree en Dios, más cercana será la salvación siempre y cuando se purifique la creencia. Es casi imposible acotar el tema, solo Dios merece toda la gloria y la honra. ¡Cuida de no caer en el nuevo paganismo!

En esta reflexión pongo de manifiesto la afinidad de los dispares entre creer y sentir. Así, nos enfrentamos con algunas tensiones en nuestra civilización; el neopaganismo cobra una nueva relevancia en nuestros días. En efecto, la presencia de este implica más que una simple costumbre, por lo contrario, la fuerza de los movimientos nacionalistas, racistas y gobiernos sientan las bases por repensar, sin agotar la discusión.

El neopaganismo no niega frontalmente a Dios, simplemente lo domeestica, lo invierte. Dios es mi imagen, como si fuera hombre. No se necesita una Iglesia, mucho menos una jerarquía, o la absolutización de la patria, el estado, la raza o el gobierno.

No nos dejemos desanimar por las dificultades ni por los obstáculos del creciente paganismo de la vida pública y las corrientes perversas que pretenden confundir como una avalancha que arrasa con todo. Muchos compatriotas han dejado suavemente el cristianismo, sin desgarro del alma, y se han instalado en una confortable vaporosa religión; creen en un Dios que los acompaña y que lo comprende todo, lo disculpa todo y se sienten en una especie de bondad, porque confunden la religión con sentirse bien, en lugar de creer en el sacrificio redentor. Nos encontramos frente a un nuevo paganismo.

El Dios cristiano no es manipulable por el hombre, no se trata de sentir, sino de creer, por ello, repetidas veces se dice “tu fe te ha salvado”, no lo que sientes te ha salvado ni cómo te sientes. Esta percepción nos arrastra al subjetivismo, hace a un lado lo absoluto de forma que, para este nuevo pelagianismo, las verdades no son absolutas, más bien, el Evangelio lo acomoda a su bien sentir, eslogan del neopaganismo. El culto a la naturaleza en general, las preferencias por los animales de todas especies, incluso sobre los humanos, las energías que distan de los árboles, el individualismo extremo y el narcisismo nunca sustituirán el culto a Dios, tampoco las perversiones. “Aunque la historia de amor de Afrodita”, dice el doctor Farnell, “es de todo humano y encantador”, no hay ideas espirituales, ciencias erróneas que rebajan al cielo ni mentes perturbadoras que dan culto a otro Dios. Esencialmente solo creen en lo que ven, en aquello que sienten y ni se diga de las corrientes de la nueva era.

El cristianismo es la primera y única de las religiones que han predicado; el valor del alma individual y el culto a Dios. La promiscuidad es el signo más usado para degradar a la mujer, no obstante, se sigue proliferando en la dualidad con el hombre en divorcios, separaciones, maltratos a la mujer, y todo ello ha dado lugar a una sublevación mal encausada; se sigue filtrando un nuevo y malicioso pelagianismo. La fuerza brutal del varón es su debilidad pues desea lograr el dominio, aunque ni él mismo sepa detener sus instintos carnales, entre otros cultos y rituales.

El error de la educación ha estado condicionando al error del político; en los sistemas los débiles se rinden por las dádivas en su necesidad. Mientras más se cree en Dios, más cercana será la salvación siempre y cuando se purifique la creencia. Es casi imposible acotar el tema, solo Dios merece toda la gloria y la honra. ¡Cuida de no caer en el nuevo paganismo!

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