/ martes 1 de octubre de 2024

El nuevo sexenio

Iniciamos con un nuevo sexenio, donde esperamos que en verdad le vaya bien a México, donde claramente no esperamos que le vaya mal a la presidenta, porque eso es signo que le irá mal a los mexicanos, y nadie quiere que eso suceda.

Llegó el nuevo sexenio con la plena convicción de que no podrá culpar a la administración anterior, porque éste es la continuación del que se va. Además, será el sexenio con la mayor concentración de poder en la presidencia.

Sin olvidar que gozará de una mayoría ilegal, pero mayoría en el Congreso de la Unión, así como el control total de los militares y de las instituciones que fungían como contrapeso, actos que no veían desde los tiempos de Plutarco Elías Calles.

El nuevo sexenio que nos espera debe ser mejor, porque no tendrá quién le pueda impedir algo y, pese a la aversión que tuvo el sexenio anterior con la democracia, esperemos que este sí respete a quienes no piensan como ellos y trabaje por todos los mexicanos.

Que mejore el nivel de vida de todas las familias mexicanas, que fortalezca de verdad la seguridad, que voltee a ver a los millones de mexicanos que se quedaron sin servicios de salud, que mejore la educación y que atienda cada una de las demandas urgentes de la población.

Que deje los “egofest” y que atienda a los afectados del huracán John en Guerrero, a todos los afectados por la inseguridad en Sinaloa y que implemente medidas en una entidad que parece vivir diariamente en guerra.

Esperamos que, en este sexenio, no continúen los abrazos, la complicidad y los pactos con el crimen organizado, que día con día disminuya la sangre, la violencia y la muerte y que alcance este sexenio para esclarecer muchos casos pendientes.

Los mexicanos quieren un nuevo sexenio de verdad; por eso votaron, porque el anterior estuvo lleno de prueba y error; fue una enorme catástrofe, desde el primer día, con la cancelación del aeropuerto, con ahuyentar inversiones, diferencias diplomáticas, y lo acabamos sin democracia, con un país militarizado y más endeudado que nunca.

Los caprichos de una persona dejaron al país en ruinas, por eso esperamos que no sea el sexenio de la continuidad, y será un sexenio difícil, solo esperamos que venga a mejorar un poco, todo lo que el “huracán transformador” se llevó a su paso.

Iniciamos con un nuevo sexenio, donde esperamos que en verdad le vaya bien a México, donde claramente no esperamos que le vaya mal a la presidenta, porque eso es signo que le irá mal a los mexicanos, y nadie quiere que eso suceda.

Llegó el nuevo sexenio con la plena convicción de que no podrá culpar a la administración anterior, porque éste es la continuación del que se va. Además, será el sexenio con la mayor concentración de poder en la presidencia.

Sin olvidar que gozará de una mayoría ilegal, pero mayoría en el Congreso de la Unión, así como el control total de los militares y de las instituciones que fungían como contrapeso, actos que no veían desde los tiempos de Plutarco Elías Calles.

El nuevo sexenio que nos espera debe ser mejor, porque no tendrá quién le pueda impedir algo y, pese a la aversión que tuvo el sexenio anterior con la democracia, esperemos que este sí respete a quienes no piensan como ellos y trabaje por todos los mexicanos.

Que mejore el nivel de vida de todas las familias mexicanas, que fortalezca de verdad la seguridad, que voltee a ver a los millones de mexicanos que se quedaron sin servicios de salud, que mejore la educación y que atienda cada una de las demandas urgentes de la población.

Que deje los “egofest” y que atienda a los afectados del huracán John en Guerrero, a todos los afectados por la inseguridad en Sinaloa y que implemente medidas en una entidad que parece vivir diariamente en guerra.

Esperamos que, en este sexenio, no continúen los abrazos, la complicidad y los pactos con el crimen organizado, que día con día disminuya la sangre, la violencia y la muerte y que alcance este sexenio para esclarecer muchos casos pendientes.

Los mexicanos quieren un nuevo sexenio de verdad; por eso votaron, porque el anterior estuvo lleno de prueba y error; fue una enorme catástrofe, desde el primer día, con la cancelación del aeropuerto, con ahuyentar inversiones, diferencias diplomáticas, y lo acabamos sin democracia, con un país militarizado y más endeudado que nunca.

Los caprichos de una persona dejaron al país en ruinas, por eso esperamos que no sea el sexenio de la continuidad, y será un sexenio difícil, solo esperamos que venga a mejorar un poco, todo lo que el “huracán transformador” se llevó a su paso.