Pronto empezaremos a saber qué tanto influirá López Obrador en las decisiones de gobierno una vez que deje la presidencia y aquí en Veracruz podríamos sentir cerca al nuevo maximato o ver cómo se da la ruptura.
Claudia Sheinbaum es una incógnita con relación a cómo reaccionará cuando ya siendo presidenta resienta el intervencionismo de su hacedor a quien le debe todo en su paso en la función pública hasta lograr ser la primera mujer que gobernará a México.
Hasta el día de hoy ha dado muestras de obediencia a los dictados de López Obrador. Filtra que no le parecen algunas decisiones, pero públicamente muestra y dice lo contrario.
Acepta ser una acompañante secundaria en los paseos de despedida del Presidente, se resiste a nombrar a quienes AMLO le pide ratificar en sus cargos pero termina cediendo, ve cómo operan en las cámaras de Senadores y Diputados sin consultarla y aguanta, y calla cuando su jefe la corrige ante todos.
López Portillo y Ernesto Zedillo, que en su momento vivieron situaciones similares, descargaron el enojo acumulado por el maltrato recibido una vez en el cargo.
Pero ahora son otros tiempos y, aunque pareciera que no, otras formas de hacer política. Para la gran mayoría de militantes de Morena que tienen puestos de relevancia López Obrador es su líder, su guía y su todo. ¿Cómo reaccionarán cuando reciban una instrucción de Sheinbaum para, por decir algo, irse por el centro en algún tema y, horas después, reciban una orden del expresidente para desviarse a la izquierda?
¿Que López Obrador no hará eso?, pocos creen que es cierto lo que dice sobre su retiro. De no pretender seguir mandando (mandando, no solo influyendo) no habría puesto y haría sentir todavía su peso en los gobernadores actuales de Morena, no tendría el control sobre la mayor parte de los diputados y senadores y sus respectivos coordinadores y no habría presionado para que sus fieles seguidores pasaran al gobierno de Sheinbaum en cargos de importancia.
Este tipo de políticos, que tienen adicción al poder, así operan. Son primero ellos y después ellos. A nivel gubernatura lo vimos en Veracruz. Fidel Herrera escogió a Javier Duarte como su sucesor no para terminar de renovar a la clase política local o porque viera en él al veracruzano que transformaría positivamente al estado. Lo escogió porque era su hechura completa y quería seguir mandándolo, lo que solo consiguió a medias.
Varios de los funcionarios del inicio del gobierno de Duarte recibieron las llamadas del exgobernador dándoles indicaciones.
Y ahora, aquí en Veracruz como en buena parte del país, habrá una gobernadora hechura total de López Obrador. A Rocío Nahle AMLO la hizo diputada federal, coordinadora de la bancada de Morena, senadora, secretaria de Energía y responsable de la construcción de la refinería de Dos Bocas que requirió miles de millones de dólares.
Ya veremos, porque eso llegado el momento no se podrá ocultar, hacia quién está la lealtad de Nahle. Si a quien le debe todo, a quien le cambió la vida, o hacia su Presidenta y amiga.