/ domingo 29 de septiembre de 2024

Hacia un socialismo moderado

Los que quieran ser cristianos entre los socialistas deben confesar abierta y sinceramente su fe, sin menoscabo de ella. El socialismo está de “retorno triunfante”; Friedrich Nietzsche decía que el socialismo era un despreciable “residuo del cristianismo”, y el superfascista Julius Evola atacó tanto al socialismo como al cristianismo.

Un análisis de la realidad indica que toda la historia del socialismo está plagada de momentos de confrontación de las clases. En la actualidad, se anunció la fusión de Segalmex con Diconsa, las cuales producen alimentos para el Bienestar, con la cual se acaparará la producción dando lugar a una estrategia con tinte socialista. El socialismo es una doctrina política y económica que promueve la propiedad social y comunitaria de los medios de producción con el fin de construir una sociedad desprovista de clases sociales, en donde impere la igualdad en la repartición de recursos y oportunidades, en teoría.

En la realidad, continúa la lucha de clases que perfila la desaparición de la propiedad privada en su inicio, a mi juicio, atemperada, moderada y suavizada. En la CDMX, la modificación al artículo 3ro. de la Constitución local, cuyo objetivo es homologar el principio de propiedad en los términos del artículo 27 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, ha despertado dudas y temores sobre el riesgo de expropiación y el despojo de los bienes e inmuebles; se ha creado un socialismo leve, suavizado; “el agua donde se está bañando la rana está tibia, hasta elevar la temperatura y acabar con ella”, esta es una analogía de una sociedad dormida como lo es México, en donde se cree que no pasa nada.

Para conseguir la implementación del socialismo no hay obstáculos, una vez conseguida, tan atroz e inhumana, se manifestará de forma increíble y monstruosa. Lo hemos visto en los países que han sido testigos de este sistema de gobierno, como el ejemplo de la rana, el agua es tibia, después caliente, hasta lograr la imposición y el control. Así, lo que era bueno ahora es caos y ruina. En México aún estamos a tiempo de evitarlo. El socialismo es un enemigo abierto, de todos bien conocido, ¿o acaso el socialismo está lo suficientemente purgado de sus falsas doctrinas? Incluso después de sus concesiones a la verdad y a la justicia, es incompatible con los derechos humanos, ya que su manera de concebir a la sociedad se opone a la verdad cristiana.

Una de las nuevas formas del socialismo es el control por la demagogia; el conjunto de prácticas, actitudes y valores destinados a que te crean todo lo que dices, es decir, el control de las masas. La militarización tiene que ver con la potencialización de las fuerzas armadas, tal es el caso de la Guardia Nacional. De este modo, la militarización aumenta el poder político-económico de la Sedena, centraliza el poder en manos del Ejecutivo y amplía las facultades del Presidente.

El hombre, dotado de naturaleza social, fue puesto en la tierra para vivir en sociedad y para que bajo una autoridad instituida logre la felicidad temporal y eterna. El socialismo, por lo contrario, descuida el fin del hombre y de la sociedad; la persona y su dignidad no están en el centro de su proyecto.


Los que quieran ser cristianos entre los socialistas deben confesar abierta y sinceramente su fe, sin menoscabo de ella. El socialismo está de “retorno triunfante”; Friedrich Nietzsche decía que el socialismo era un despreciable “residuo del cristianismo”, y el superfascista Julius Evola atacó tanto al socialismo como al cristianismo.

Un análisis de la realidad indica que toda la historia del socialismo está plagada de momentos de confrontación de las clases. En la actualidad, se anunció la fusión de Segalmex con Diconsa, las cuales producen alimentos para el Bienestar, con la cual se acaparará la producción dando lugar a una estrategia con tinte socialista. El socialismo es una doctrina política y económica que promueve la propiedad social y comunitaria de los medios de producción con el fin de construir una sociedad desprovista de clases sociales, en donde impere la igualdad en la repartición de recursos y oportunidades, en teoría.

En la realidad, continúa la lucha de clases que perfila la desaparición de la propiedad privada en su inicio, a mi juicio, atemperada, moderada y suavizada. En la CDMX, la modificación al artículo 3ro. de la Constitución local, cuyo objetivo es homologar el principio de propiedad en los términos del artículo 27 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, ha despertado dudas y temores sobre el riesgo de expropiación y el despojo de los bienes e inmuebles; se ha creado un socialismo leve, suavizado; “el agua donde se está bañando la rana está tibia, hasta elevar la temperatura y acabar con ella”, esta es una analogía de una sociedad dormida como lo es México, en donde se cree que no pasa nada.

Para conseguir la implementación del socialismo no hay obstáculos, una vez conseguida, tan atroz e inhumana, se manifestará de forma increíble y monstruosa. Lo hemos visto en los países que han sido testigos de este sistema de gobierno, como el ejemplo de la rana, el agua es tibia, después caliente, hasta lograr la imposición y el control. Así, lo que era bueno ahora es caos y ruina. En México aún estamos a tiempo de evitarlo. El socialismo es un enemigo abierto, de todos bien conocido, ¿o acaso el socialismo está lo suficientemente purgado de sus falsas doctrinas? Incluso después de sus concesiones a la verdad y a la justicia, es incompatible con los derechos humanos, ya que su manera de concebir a la sociedad se opone a la verdad cristiana.

Una de las nuevas formas del socialismo es el control por la demagogia; el conjunto de prácticas, actitudes y valores destinados a que te crean todo lo que dices, es decir, el control de las masas. La militarización tiene que ver con la potencialización de las fuerzas armadas, tal es el caso de la Guardia Nacional. De este modo, la militarización aumenta el poder político-económico de la Sedena, centraliza el poder en manos del Ejecutivo y amplía las facultades del Presidente.

El hombre, dotado de naturaleza social, fue puesto en la tierra para vivir en sociedad y para que bajo una autoridad instituida logre la felicidad temporal y eterna. El socialismo, por lo contrario, descuida el fin del hombre y de la sociedad; la persona y su dignidad no están en el centro de su proyecto.


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