/ domingo 13 de mayo de 2018

Instituto Científico Motolinía

Es justo a todas luces reconocer a las personas y organizaciones que aportan un servicio a la comunidad en cualquier campo, con mayor razón si se trata de la formación de seres humanos, es decir, de la educación del hombre; del niño y del joven en el caso que aquí nos ocupa.

Si las instituciones de servicio público se encuentran cuestionadas en lo general por diversos problemas que aquejan a la sociedad, las que se dedican a la educación no son una excepción. Y no lo son porque forman parte del todo, en ellas se refleja lo que ocurre al conjunto total. Sin embargo, hay personas y grupos organizados que se mantienen más allá de esta problemática y que logran sus objetivos con mística, entrega y cumplimiento de una misión, sean del sector público, privado o de la llamada sociedad civil, así como individualidades sobresalientes.

En lo que corresponde al sector privado de la educación, es decir, las escuelas particulares, en la Ciudad de Xalapa se encuentra el Instituto Científico Motolinía, cuya tradición en su calidad educativa se remonta al año de 1942, fecha en la que se fundó por iniciativa de las misioneras de la orden de Jesús Sacerdote, dirigidas en aquel tiempo por la R. M. Dolores Echeverría Esparza. En un principio, este instituto estuvo ubicado en la calle Úrsulo Galván, después en lo que actualmente es Xalapeños Ilustres, más adelante en la calle Nicolás Bravo, donde permaneció durante 11 años. A partir de 1958 se estableció en la avenida Manuel Ávila Camacho Número 62, donde continúa hasta la fecha.

Un hermoso lema es estandarte para todos y cada uno de los alumnos que tienen la fortuna de cursar estudios en el Instituto Motolinía: “Ardens et Lucens”/ Arder en el conocimiento e iluminar con la verdad. Para estudiantes, maestros, directivos y personal que ahí trabaja es un reto permanente demostrar excelencia y actitud en valores propios del ser humano. Muchas generaciones de egresados son la mejor prueba de lo dicho.

De una institución para niñas a las que se impartía educación preescolar y primaria en los primeros años, posteriormente se incorporó el nivel de secundaria y después el de bachillerato. También se puede decir que durante más de cinco décadas se mantuvo como escuela para niñas, así como adolescentes de ese mismo sexo, y es hasta 1997 en que se convierte en escuela mixta.

Su papel es muy dinámico y completo, cuenta con apoyo académico a los alumnos cuyo rendimiento no es satisfactorio, orientación e información permanente a los padres de familia, programas de educación física y deportes, formación en valores, actividades culturales y artísticas, idioma inglés en todos los niveles y orientación vocacional, con la finalidad de contribuir realmente al desarrollo integral del alumno. Actualmente, su directora general es la maestra María Soledad Barajas Lizardi, a quien vemos siempre presente en todas las actividades, como ocurrió en la celebración del Día de las Madres el reciente 10 de mayo. Es así como se ponen los cimientos de una buena sociedad, tarea que requiere visión, dedicación y congruencia.