/ martes 15 de octubre de 2024

La justicia dependerá del azar

El sábado pasado, todos pudimos ver un completo circo de la “democratización del poder”, el Senado de la República, la máxima tribuna del país, se convirtió en una sede de la Lotería Nacional; a los legisladores de Morena solo les faltó anunciar con el ya tan conocido “premio mayor, premio mayor”.

Para empezar, no se tenía porque haber usado una tómbola, la cual fue el sello y la muestra de que este régimen desprecia la preparación y la capacidad de las personas, y tal y como lo decía su líder moral, prefieren el 90 por ciento de lealtad.

Los niños gritones de la Lotería Nacional fueron reemplazados por los legisladores del oficialismo y aliados; ellos decidieron a través de un polémico y hasta desaseado proceso de insaculación cómo se elegirán las plazas de jueces y magistrados que serán electas por voto popular el primero de junio de 2025.

Como vil rifa donde la suerte decide que se gana una persona, a quienes les gustan los juegos de azar, así se decidió el futuro de jueces y magistrados con una amplia trayectoria profesional seria y con capacidad probada y donde el próximo año se elegirán la mitad de los juzgadores y la siguiente mitad en 2027.

Ahora la justicia dependerá del azar y no debería ser así, mucho menos de intereses políticos, dejando a un lado la capacidad y la experiencia; ahora dejarán a la suerte la vida de todos los mexicanos, porque para Morena, la ley ya no es la ley.

Ante la preparación se puso una tómbola de por medio, y desde el pasado 12 de octubre se convirtió en el símbolo perfecto del régimen, para acabar de tajo y dejando sin vida a la profesionalización del Poder Judicial y así acabar con los 711 jueces y magistrados que se prepararon por años para ocupar un lugar y que ahora serán reemplazados para poner a los incondicionales de este gobierno.

Fue un sábado negro, donde dominó el juego, el azar y la ocurrencia para satisfacer un capricho. Fue un día infame, donde vimos a un país secuestrado y que están destruyendo lo poco que quedaba de una República democrática y autónoma.

Y por eso no votó México; no votó para destruir carreras judiciales, no votó para que el futuro del poder judicial lo rigiera la suerte, ni los últimos dígitos de la Lotería Nacional, pero lamentablemente presenciamos el retroceso de nuestro Poder Judicial y la distorsión de la división de poderes, porque para Morena, la vida es una tómbola.

*Diputado federal. PAN

El sábado pasado, todos pudimos ver un completo circo de la “democratización del poder”, el Senado de la República, la máxima tribuna del país, se convirtió en una sede de la Lotería Nacional; a los legisladores de Morena solo les faltó anunciar con el ya tan conocido “premio mayor, premio mayor”.

Para empezar, no se tenía porque haber usado una tómbola, la cual fue el sello y la muestra de que este régimen desprecia la preparación y la capacidad de las personas, y tal y como lo decía su líder moral, prefieren el 90 por ciento de lealtad.

Los niños gritones de la Lotería Nacional fueron reemplazados por los legisladores del oficialismo y aliados; ellos decidieron a través de un polémico y hasta desaseado proceso de insaculación cómo se elegirán las plazas de jueces y magistrados que serán electas por voto popular el primero de junio de 2025.

Como vil rifa donde la suerte decide que se gana una persona, a quienes les gustan los juegos de azar, así se decidió el futuro de jueces y magistrados con una amplia trayectoria profesional seria y con capacidad probada y donde el próximo año se elegirán la mitad de los juzgadores y la siguiente mitad en 2027.

Ahora la justicia dependerá del azar y no debería ser así, mucho menos de intereses políticos, dejando a un lado la capacidad y la experiencia; ahora dejarán a la suerte la vida de todos los mexicanos, porque para Morena, la ley ya no es la ley.

Ante la preparación se puso una tómbola de por medio, y desde el pasado 12 de octubre se convirtió en el símbolo perfecto del régimen, para acabar de tajo y dejando sin vida a la profesionalización del Poder Judicial y así acabar con los 711 jueces y magistrados que se prepararon por años para ocupar un lugar y que ahora serán reemplazados para poner a los incondicionales de este gobierno.

Fue un sábado negro, donde dominó el juego, el azar y la ocurrencia para satisfacer un capricho. Fue un día infame, donde vimos a un país secuestrado y que están destruyendo lo poco que quedaba de una República democrática y autónoma.

Y por eso no votó México; no votó para destruir carreras judiciales, no votó para que el futuro del poder judicial lo rigiera la suerte, ni los últimos dígitos de la Lotería Nacional, pero lamentablemente presenciamos el retroceso de nuestro Poder Judicial y la distorsión de la división de poderes, porque para Morena, la vida es una tómbola.

*Diputado federal. PAN