/ sábado 24 de agosto de 2024

La reliquia de san Judas

Las reliquias de uno de los Doce estarán visitando sitios importantes y estratégicos de la Arquidiócesis de Xalapa, para que todos los fieles puedan estar cerca de este hueso del santo apóstol. San Judas Tadeo, hermano de Santiago el Menor, según una información de Nicéforo Calixto, predicó el evangelio en Mesopotamia y en Arabia; se le atribuye la Carta canónica que lleva su nombre, dirigida a los cristianos de Asia Menor.

Fue martirizado a flechazos y a golpes en Edesa; sus restos son venerados en la ciudad eterna de donde han salido para visitar la nación mexicana, y estar, dentro de este itinerario, unos días en la Arquidiócesis. Se trata de un acontecimiento sin precedentes, que hace realidad la comunión con los santos.

Según la tradición Judas era muy cercano a Jesús, incluso pariente de Él, por eso en las imágenes del santo aparece portando una medalla con el rostro del Señor, lo que se ha interpretado como el parecido que tenían ambos. También se le representa con la llama de fuego en la cabeza que hace alusión al día de Pentecostés. Un amigo del Señor, que lo siguió como discípulo y que fue un gran apóstol, prueba de ello el cariño que aún se le tiene.

En la Carta que lleva su nombre se presenta como el siervo de Jesucristo, consciente de no pertenecerse a sí mismo sino al Señor. Los rasgos de su personalidad, que traslucen en su obra ayudan a entender, un poco, su fisonomía (según el estudio de Alois Stöger), “no era por naturaleza un polemista. Quería aplicar toda su atención a escribir sobre la salvación común. Le interesaba la meditación, la condensación de los conocimientos religiosos en pequeñas unidades estimulantes.

No es casual que, en su Carta, todo esté ordenado en tríadas. Los bienes de la salvación son: misericordia, paz y caridad; los grandes valores religiosos del cristiano: la oración en el Espíritu Santo, la perseverancia en el amor de Dios, la misericordia de nuestro Señor Jesucristo; se concibe la eternidad como pasado, presente y futuro infinitos. Este hombre, con su amor y su alegría por el sagrado patrimonio de la fe, se encontró frente a los maestros del error, los gnósticos”. Si bien breve y poco conocida, su Carta es un tesoro de gran valor para todos, por la actualidad de su mensaje.

Es uno de los santos que gozan de mayor cariño y devoción por su patronazgo en causas difíciles y desesperadas, a quien ya se le espera con gran cariño y devoción en las nobles tierras veracruzanas, que serán bendecidas con su presencia.

Las reliquias de uno de los Doce estarán visitando sitios importantes y estratégicos de la Arquidiócesis de Xalapa, para que todos los fieles puedan estar cerca de este hueso del santo apóstol. San Judas Tadeo, hermano de Santiago el Menor, según una información de Nicéforo Calixto, predicó el evangelio en Mesopotamia y en Arabia; se le atribuye la Carta canónica que lleva su nombre, dirigida a los cristianos de Asia Menor.

Fue martirizado a flechazos y a golpes en Edesa; sus restos son venerados en la ciudad eterna de donde han salido para visitar la nación mexicana, y estar, dentro de este itinerario, unos días en la Arquidiócesis. Se trata de un acontecimiento sin precedentes, que hace realidad la comunión con los santos.

Según la tradición Judas era muy cercano a Jesús, incluso pariente de Él, por eso en las imágenes del santo aparece portando una medalla con el rostro del Señor, lo que se ha interpretado como el parecido que tenían ambos. También se le representa con la llama de fuego en la cabeza que hace alusión al día de Pentecostés. Un amigo del Señor, que lo siguió como discípulo y que fue un gran apóstol, prueba de ello el cariño que aún se le tiene.

En la Carta que lleva su nombre se presenta como el siervo de Jesucristo, consciente de no pertenecerse a sí mismo sino al Señor. Los rasgos de su personalidad, que traslucen en su obra ayudan a entender, un poco, su fisonomía (según el estudio de Alois Stöger), “no era por naturaleza un polemista. Quería aplicar toda su atención a escribir sobre la salvación común. Le interesaba la meditación, la condensación de los conocimientos religiosos en pequeñas unidades estimulantes.

No es casual que, en su Carta, todo esté ordenado en tríadas. Los bienes de la salvación son: misericordia, paz y caridad; los grandes valores religiosos del cristiano: la oración en el Espíritu Santo, la perseverancia en el amor de Dios, la misericordia de nuestro Señor Jesucristo; se concibe la eternidad como pasado, presente y futuro infinitos. Este hombre, con su amor y su alegría por el sagrado patrimonio de la fe, se encontró frente a los maestros del error, los gnósticos”. Si bien breve y poco conocida, su Carta es un tesoro de gran valor para todos, por la actualidad de su mensaje.

Es uno de los santos que gozan de mayor cariño y devoción por su patronazgo en causas difíciles y desesperadas, a quien ya se le espera con gran cariño y devoción en las nobles tierras veracruzanas, que serán bendecidas con su presencia.