¿Si tenían la razón jurídica, por qué tuvieron que modificar la Constitución, bajo la vendetta de la supremacía constitucional?
Los desvaríos morenistas traducidos en reformas constitucionales repletas de errores, omisiones y venganzas, confirman que no tienen la razón y necesitaban retorcer las reglas, violentando el principio de no retroactividad.
Hoy, como ningún otro país, han despojado a los mexicanos –que no a los jueces y magistrados-, de las garantías del juicio de amparo, la acción de constitucionalidad y la controversia constitucional en contra de las modificaciones y adiciones a la Constitución federal.
A partir de hoy, si al presidente en retiro se pega la gana, podrán imponer la reelección en la presidencia o cambiar la revocación del mandato para que sea el Congreso y no el pueblo quien lo decida. La súper mayoría legislativa y la mayoría en los congresos estatales les permite cualquier desvarío constitucional.
Ante la locura, no podremos interponer amparos. No tendremos ningún mecanismo de defensa de nuestras garantías. Los ministros de la Corte, ni siquiera los que ellos nos impongan, ya no podrán revisar las reformas ni aceptar recursos por controversias constitucionales. Esa la supremacía constitucional.
Por ello, en uso pleno de sus facultades, la Suprema Corte de Justicia de la Nación inició los procesos para revisar la Reforma Judicial impulsada por el gobierno federal y Morena, a lo que estos respondieron con una campaña de desprestigio al Poder Judicial y en particular a todos los jueces federales.
Al caer en la cuenta de que la Corte sí tiene alcances legales para detener la reforma, el gobierno y Morena optaron por el autoritarismo: han cambiado la Constitución para excluir a la Corte de revisar reformas constitucionales y dejar esa tarea a los legisladores, es decir, a la mayoría de Morena en el Congreso.
Pero las consecuencias de la supuesta supremacía constitucional no han sido revisadas a fondo con rigurosidad. No solo el Poder Judicial está en riesgo, la Presidencia de la República también.
Sometida por el poder supremo de Palenque –aunque hay quien asegura que López Obrador sigue habitando en Palacio Nacional, razón por la que nadie lo ha visto públicamente desde que entregó el poder-, Claudia Sheinbaum construye con esmero su propio cadalso y abre paso a su abdicación.
En caso de que la mayoría morenista en el Congreso decidiera, sin proceso de por medio, revocar el mandato a la presidenta Sheinbaum, ella no tendría ninguna posibilidad de defensa en los tribunales y deberá entregar el poder a quien le ordene el presidente de facto a través de Adán Augusto López y Ricardo Monreal. Para eso los puso ahí.
El siguiente paso es el control de los procesos electorales y de los medios de comunicación. Al no haber mecanismos de impugnación ni defensa, los resultados podrían ser definitivos e inatacables de acuerdo a lo que decida un órgano electoral al servicio del partido en el poder. También los medios tendrán que someterse al supremo poder y la censura.
¿Aún siguen pensando que la dictadura es una exageración?
La puntita
A invitación de Alianza Generacional, Xóchitl Gálvez, nuestra excandidata presidencial, dictará la conferencia magistral “La sociedad civil al rescate de la República. Reflexiones para reconstruir la democracia”. La cita es vía Zoom el próximo jueves 31 de octubre a las 6 de la tarde. Puedes confirmar tu asistencia al 2296842744.