Antes de iniciar nuestra colaboración, me gustaría parafrasear al presidente Andrés Manuel López Obrador, cuando el pasado 12 de octubre dijo: “Mándenles un telegrama, fax, correo electrónico, o como sea, pero avísenles que esto ya cambio”, refiriéndose a su lucha diaria por acabar con la corrupción en el gobierno, pero sería bueno que este mensaje llegue de lleno la Dirección de Tránsito del Estado en Veracruz; pues los famosos retenes de alcoholimetría que colocan los fines de semana en diversos punto de la ciudad de Xalapa, se han convertido en puntos de extorsión para ciudadanos que tienen la desgracia de pasar por ellos; ahora bien, sin olvidar que estos retenes son ilegales e inconstitucionales, ya que el Artículo 11 de la Constitución Política Federal otorga a los ciudadanos la libertad de tránsito; el Artículo 16, el de no ser molestados en su persona y sus bienes (acto de molestia); el Artículo 20, la presunción de inocencia y el Artículo 21 limita a los policías a realizar actos de investigación siempre y cuando sean vigilados por el Ministerio Público; nada de esto se respeta en los citados retenes; pero veamos, dos aspectos, el bueno sea probablemente el detectar conductores con altos flujos de alcohol en la sangre mediante aparato de aliento y con esto salvar su vida y de diversas personas; pero el malo lo es, que anteriormente al pasar por el retén, el oficial encargado del primer filtro, se acercaba al conductor con un aparato especial para detectar alcohol, preguntaba el nombre y si no detectaba aliento alcohólico de inmediato lo dejaba pasar.
Pero ahora no, ya ni siquiera ocupan el aparato del primer filtro cualquier conductor es retenido, aún no vaya en estado etílico, les requieren los papeles del vehículo sin que hayan cometido infracción de tránsito alguna argumentando que es una revisión de rutina (ilegal también), les analizan hasta los aspectos menores del automóvil para intimidar al conductor con el mínimo detalle y ya después los amenazan con detener la unidad, señalándoles una serie de pagos que deberán hacer, como lo es el arrastre de la grúa, la infracción y el pago del corralón, lo que provoca sumas exorbitantes y una vez que ya han mermado la psiquis del ciudadano sea hombre o mujer, viene la extorsión por varios cientos de pesos.
Esto me consta porque a familiares y amigos intentaron extorsionarlos en uno de esos retenes, cuando invocaron los artículos constitucionales ya mencionados y decidieron no mostrar ningún documento en virtud de no haber cometido ninguna falta administrativa, los oficiales de tránsito fueron a “consultar con su personal del jurídico” tardándose largo tiempo regresando y actuando como “perdona vidas” diciendo: “que por esta ocasión nos prestarían el apoyo y nos dejarían ir” pero para la otra no (amenazados). Estimado lector, si esto le sucediera, y de no ir en estado de ebriedad o haber cometido en ese momento una infracción de tránsito y estuviera en la desgracia de ser detenido en un retén de estas características, le recomendamos: no perder la calma; preguntar el por qué es retenido; invocar los artículos constitucionales aquí mencionados y no entregar ningún documento, ni personal, ni de su vehículo, y mucho menos dejarse intimidar con ser detenido pues en todo caso son faltas administrativas que no son delito.
Volviendo a nuestro tema, ya dijimos que las áreas de privilegios en las prisiones del estado, son para reos con suficientes recursos económicos, quienes pueden pagar las bondades que ahí se ofertan y son pagos que van directamente al director del CERESO. Ahí en esas áreas, se pudo ver a exfuncionarios de un gobierno hace poco concluido, estuvo por ejemplo un ex procurador recién exonerado, un ex secretario de seguridad pública, un ex secretario de finanzas y hasta una vocera de gobierno.
Estas zonas de privilegio deben desparecer, los reos deben ser tratados en igualdad de circunstancias, con las mismas obligaciones, beneficios y sanciones, pues el reglamento interno y la ley así lo establecen.
Por lo que hace a las cárceles federales denominadas CEFERESOS, la situación es igual o peor, estos centros penitenciarios carecen de talleres para que los reos realicen actividades a fin de rehabilitarse, carecen de zonas de convivencia libre entre los internos, es decir, los presos no se pueden comunicar el uno con el otro cuando de repente son sacados a algún patio a desentumirse tantito, los reos van esposados de tobillos y muñecas por una sola liga de cadenas, deben andar con la cabeza baja sin levantar el rostro y sin mirar a los custodios que los guían, los reos no se comunican entre sí cuando son guiados; es decir, son tratados de manera represiva.
Debemos recordar que en las cárceles federales de máxima seguridad, se envía a reos de alto grado de peligrosidad, narcotraficantes, miembros del crimen organizado, etcétera; pero también los hay por delitos federales diversos, sin que estos presos representen alto grado de peligrosidad, todos sin excepción, son sometidos a todas estas limitantes.
Lo anterior deja sin lugar a dudas, muy mal parado al sistema penitenciario de Veracruz y del país, pues con esto demuestran, que de ninguna manera puede existir reinserción o readaptación para aquella persona que purga una sentencia, es decir, la reinserción social es una falacia, por ello en las prisiones de igual forma existen miles de reincidentes. En nuestra próxima colaboración hablaremos sobre: “CRIMEN EN EL CALLEJON”; claro, si el gran arquitecto del universo y el director del vocero de la provincia, que es el gran medio de comunicación de los veracruzanos me lo siguen permitiendo.
Correo electrónico: miguelangel_cruzh@hotmail.com
Miguel Ángel Cruz Hernández* Colaborador