/ viernes 19 de julio de 2024

Nuestros libros, nuestra palabra

Escribió José Martí en su texto Nuestra América: “(…) Trincheras de ideas valen más que trincheras de piedra. No hay proa que taje una nube de ideas. Una idea enérgica, flameada a tiempo ante el mundo…”

El germen de toda idea está en la palabra. Aquello que se hace palabra toma presencia, lucha por ocupar un espacio, por hacerse valer. Lo que se nombra existe. Y por eso el sistema capitalista neocolonial ha utilizado el silencio parar negar la existencia; acallando la palabra borra pueblos, libertades, vidas y sueños.

Resistir también es tomar la palabra, arrebatarla, resignificarla y usarla para visibilizar, para revelarse y existir.

Los pueblos indígenas saben de resistir, saben de hacerse valer pese a la andanada del sistema que los oscurece, anula o, en el mejor de los casos, los relega al papel de experiencia cultural, curiosidad o folclore.

En México, de acuerdo con el INEGI, hay 68 lenguas indígenas, en Veracruz se hablan 14, siendo las más predominante el náhuatl, el totonaco, huasteco y popoluca.

Allá en la comunidad de Tepaxapa, perteneciente al municipio de Soledad Atzompa, en la zona de las Altas Montañas de Veracruz, se habla el náhuatl. Y les jóvenes que asisten a la telesecundaria del lugar portan su lengua con orgullo. Todos los proyectos que desarrollan son bilingües. Pensados en náhuatl y traducidos al español.

No sorprende que, en esa pequeña comunidad, que pertenece a uno de los municipios con más alta marginación del estado y del país, hayan decidido tomar la palabra en sus manos, hacerse visibles ante quienes los quieren invisibles. Les jóvenes emprendieron la tarea de hacer sus propios libros artesanales. Son libros de gran belleza, bordados a mano, con fotografías tomadas por ellos mismos, cada detalle es una labor artística que les tomó empeño y cuidado. Son más que libros, arte-objeto.

Pero estos libros hablan de ellos: de su comunidad, de sus madres, de sus oficios, de sus paisajes, de sus hierbas para los dolores. Hablan de lo que no se ve, pero existe; de lo que no se habla, pero resiste. Les jóvenes nombraron para que todo aquello que es su cotidianidad exista ante el ojo del otre. Un acto de resistencia ante el sistema que los oprime estructuralmente.

Con los libros nació también su editorial, Amatepaxi, que en náhuatl significa “lagartija de montaña de papel”. Ese proyecto editorial nace libre con la intención de cobijar los libros que les chiques realizarán, pero también busca ser una plataforma para que escritores y poetas de la sierra de Zongolica puedan mostrar su trabajo, compartir su palabra, compartir cómo ven y sienten el mundo, mostrar que existen al margen de las editoriales del mercado que roban sus derechos y solo dan migajas al creador.

Les jóvenes estuvieron este jueves en la Feria Nacional del Libro Infantil y Juvenil Xalapa, mostraron sus libros, hablaron de su proceso creativo, y hablaron de su comunidad, de su gente. Les chiques tuvieron la palabra en los labios, y la hicieron suya, la enarbolaron con orgullo y mostraron que Tepaxapa existe, que la sierra existe.

La palabra. Qué importante la palabra, hacedoras de ideas, depositarias de esperanzas y sueños, herramienta para construir el mundo nuevo equitativo y horizontal que se necesita, arma para resistir a los embates del capitalismo salvaje que todo lo aniquila. Vinieron los chiques de Tepaxapa con sus libros, con su palabra a nombrar, a visibilizar, a existir.


csanchez@diariodexalapa.com.mx