/ viernes 29 de noviembre de 2024

¿Quién soy?

¿Quién soy?, pregunté en un tallercito que impartí de fanzine en el que se usan periódicos y revistas viejísimas, colores y pegamento. No valían cargos, profesiones, logros... ¿quién soy? Y tras sus caras de confusión, de estar hojeando y recortando como sin saber bien a bien qué hacer, poco a poco, sin darse cuenta, sus rostros se iluminaron...

¿Quién soy?... Tal vez es una pregunta que nos hacemos demasiado poco; obviamos que lo sabemos, que vamos hacia donde ¿queremos? ¿Cómo sabemos lo que deseamos bajo un sistema capitalista que permea hasta las capas más profundas de nuestras relaciones y de nuestra conciencia?, ¿cómo saberlo sumidos en la vorágine de un consumismo apremiante en el que terminamos siendo una mercancía más?, ¿hasta qué punto la construcción de ese “soy” es solo el reflejo de la larga lista de estereotipos y aspiraciones sistémicas dictadas por el mercado?

¿Quién soy? En un pasaje del libro Alicia en el país de las maravillas, de Lewis Carroll, la Oruga, sentada en una seta fumando plácidamente un narguile, increpa a la desorientada Alicia: ¿quién eres tú?

“En estos momentos no estoy muy segura de quién soy. El caso es que sé muy bien quién era esta mañana, cuando me levanté, pero desde entonces he debido sufrir varias transformaciones (…) No me puedo explicar a mí misma porque yo no soy yo, ¿se da usted cuenta?”, indica la niña.

¿Soy y no soy?, ¿cuántas veces estoy siendo y dejando de ser?, ¿para quién, para qué?, ¿qué caminos llevan a descubrir quién soy?

En la primera parte de la película musical Wicked, dirigida por Jon M. Chu (adaptación del musical y libro del mismo nombre), las protagonistas, Glinda y Elphaba, han vivido sabiendo quiénes son y qué quieren ser; sin embargo, poco a poco comienzan a replantearse lo que saben de ellas mismas, sus anhelos, sus acciones y, más importante aún, su código de valores, hasta dónde ir por defender su causa, en lo que creen…

¿Quién soy? Más allá de lo externo, de lo público, hay un soy íntimo determinado por nuestro carácter; y, claro está, ambos provienen de una intrincada construcción social siempre cambiante. Somos una suma y resta de todo cuánto existe; resultado de lo que hemos vivido, de lo que hemos perdido, de lo que hemos ganado; de lo que elegimos, de lo que rechazamos; del miedo que tuvimos, de la fuerza que sacamos; y somos también resultado de lo que han sido otres en nosotres, y podría decirse que a su vez hemos terminado siendo resultado de otras personas desconocidas que como una onda expansiva nos golpean y se quedan en nosotres, de alguna forma.

¿Quién soy? Si bien, como Alicia, era una esta mañana, pero no puedo saber quién terminaré siendo al final del día, lo que es cierto es que hay un soy que es inamovible y que nos determina. Yo soy alguien que ama muchísimo, que siempre está dispuesta a tender la mano, alguien que llora con las películas románticas que evita ver, alguien que cree auténticamente en la bondad humana y en que otro mundo más equitativo, solidario y amoroso, es posible...

En el taller de fanzine, les participantes sí sabían quiénes eran; y qué bellos son los corazones. Falta preguntar, falta escuchar.

O usted qué opina, o usted, ¿quién es?

csanchez@diariodexalapa.com.mx

¿Quién soy?, pregunté en un tallercito que impartí de fanzine en el que se usan periódicos y revistas viejísimas, colores y pegamento. No valían cargos, profesiones, logros... ¿quién soy? Y tras sus caras de confusión, de estar hojeando y recortando como sin saber bien a bien qué hacer, poco a poco, sin darse cuenta, sus rostros se iluminaron...

¿Quién soy?... Tal vez es una pregunta que nos hacemos demasiado poco; obviamos que lo sabemos, que vamos hacia donde ¿queremos? ¿Cómo sabemos lo que deseamos bajo un sistema capitalista que permea hasta las capas más profundas de nuestras relaciones y de nuestra conciencia?, ¿cómo saberlo sumidos en la vorágine de un consumismo apremiante en el que terminamos siendo una mercancía más?, ¿hasta qué punto la construcción de ese “soy” es solo el reflejo de la larga lista de estereotipos y aspiraciones sistémicas dictadas por el mercado?

¿Quién soy? En un pasaje del libro Alicia en el país de las maravillas, de Lewis Carroll, la Oruga, sentada en una seta fumando plácidamente un narguile, increpa a la desorientada Alicia: ¿quién eres tú?

“En estos momentos no estoy muy segura de quién soy. El caso es que sé muy bien quién era esta mañana, cuando me levanté, pero desde entonces he debido sufrir varias transformaciones (…) No me puedo explicar a mí misma porque yo no soy yo, ¿se da usted cuenta?”, indica la niña.

¿Soy y no soy?, ¿cuántas veces estoy siendo y dejando de ser?, ¿para quién, para qué?, ¿qué caminos llevan a descubrir quién soy?

En la primera parte de la película musical Wicked, dirigida por Jon M. Chu (adaptación del musical y libro del mismo nombre), las protagonistas, Glinda y Elphaba, han vivido sabiendo quiénes son y qué quieren ser; sin embargo, poco a poco comienzan a replantearse lo que saben de ellas mismas, sus anhelos, sus acciones y, más importante aún, su código de valores, hasta dónde ir por defender su causa, en lo que creen…

¿Quién soy? Más allá de lo externo, de lo público, hay un soy íntimo determinado por nuestro carácter; y, claro está, ambos provienen de una intrincada construcción social siempre cambiante. Somos una suma y resta de todo cuánto existe; resultado de lo que hemos vivido, de lo que hemos perdido, de lo que hemos ganado; de lo que elegimos, de lo que rechazamos; del miedo que tuvimos, de la fuerza que sacamos; y somos también resultado de lo que han sido otres en nosotres, y podría decirse que a su vez hemos terminado siendo resultado de otras personas desconocidas que como una onda expansiva nos golpean y se quedan en nosotres, de alguna forma.

¿Quién soy? Si bien, como Alicia, era una esta mañana, pero no puedo saber quién terminaré siendo al final del día, lo que es cierto es que hay un soy que es inamovible y que nos determina. Yo soy alguien que ama muchísimo, que siempre está dispuesta a tender la mano, alguien que llora con las películas románticas que evita ver, alguien que cree auténticamente en la bondad humana y en que otro mundo más equitativo, solidario y amoroso, es posible...

En el taller de fanzine, les participantes sí sabían quiénes eran; y qué bellos son los corazones. Falta preguntar, falta escuchar.

O usted qué opina, o usted, ¿quién es?

csanchez@diariodexalapa.com.mx