Recuerdo que hace algunas décadas, cuando había asambleas estudiantiles universitarias que tenían como propósito dirimir alguna situación que nos interesaba o afectaba como comunidad, era común que los “temas de mujeres” se vieran como aburguesados y molestos. Tema fifí, pues.
“¡Ya compañera! Cuando se solucione lo que nos afecta a todos también se solucionará lo que afecta a las minorías. Demos el uso de la voz al compañero que alzó la mano y continuemos con lo que es importante”. Ante la censura, acompañada de rechifla y miradas de burla de quienes abarrotaban el auditorio de la Unidad de Humanidades, la oradora se callaba. Aunque, había otras que nos salíamos de la asamblea y hasta del movimiento, porque ahí había “puros machines”.
Treinta años después de esa instantánea de la memoria universitaria y cuando pensé que ver los temas y problemas de las mujeres como cosa sin importancia eran algo del siglo pasado, hace unos días, mientras veía el último informe de gobierno del Ejecutivo del estado de Veracruz, algo hizo que se abriera el baúl de los recuerdos más machistas. Ese algo fue el silencio.
Ni una sola mención a la estrategia empleada para “reducir” el porcentaje de feminicidios, el porqué continuamos entre los primeros lugares nacionales de este delito siendo que llevamos casi ocho años con una Declaratoria de Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres de Veracruz por el delito de feminicidio.
Ni una sola mención de la despenalización del aborto lograda en 2021, la cual permite subsanar, en parte, otra de las Declaratorias de Alerta de Género emitidas por el gobierno federal en nuestro estado. Tal vez no se quiso decir que la despenalización corre el riesgo de convertirse en un membrete porque no hay medicamentos ni otros procedimientos que por ley deberían estar disponibles para la interrupción legal del embarazo. Lo que sobra es personal médico objetor de conciencia.
¿Y las desaparecidas? ¿Por qué desde 2021 se ha triplicado el número de mujeres desaparecidas en el estado de Veracruz? ¿Cuáles son los avances logrados ante el requerimiento del gobierno federal para una tercera Declaratoria de Alerta?
Estas dudas alusivas a las estrategias gubernamentales para atender los temas de las mujeres en Veracruz fueron tema ausente en esa última comparecencia pública. El “bien común” prevaleció, fue el protagonista entre aplausos a logros en infraestructura, saneamiento de finanzas, la transformación, pues, del ejercicio de gobernar. Eso está bien. Hay que reconocerlo. No está a discusión. Lo que lastima es que se obvie una de las crisis humanitarias más feroces que ha conocido Veracruz.
Los “cambios de régimen” suelen cojear, o de plano derrumbarse, cuando obvian problemas como la desaparición o ignoran a más de la mitad de la población. En el estado de Veracruz, de acuerdo con datos del Observatorio Universitario de Violencias contra las Mujeres, de enero a julio de 2024 se han cometido 36 feminicidios y 462 desapariciones. Cifras oficiales registran 144 homicidios de veracruzanas en el primer semestre de año.
“Es tiempo de mujeres” ha sido la frase más poderosa e inspiradora que hemos escuchado este año. Hace alusión a la primera Presidenta de la República y a la primera Gobernadora de Veracruz, lo que nos causa mucha ilusión y esperanza. Espero que también sea el tiempo en que se haga justicia a las víctimas de feminicidio, homicidio y desaparición. Ya va siendo tiempo, ¿no?
*Coordinadora del Observatorio Universitario de Violencias contra las Mujeres. Universidad Veracruzana