/ martes 22 de mayo de 2018

Esoterismo/ El significado del diablo

¿Quiénes son esos personajes mencionados en el Cristianismo como lucifer, Luzbel, Satanás y demonio?

Amigo lector ¿se ha preguntado dónde está el diablo? ¿Quiénes son esos personajes mencionados en el Cristianismo como lucifer, Luzbel, Satanás y demonio? Estudiosos de la Demonología bien saben a lo que me refiero. Aunque ellos únicamente se dedican al estudio de la letra muerta, les hace falta la práctica de investigación en los planos de conciencia cósmica, donde se convive con los ángeles y los demonios. Nunca se está tan cerca de convertirse en un demonio, cuando se alcanza el grado de Ángel. No debemos confundir al diablo con el demonio. No puede hablarse de Dios haciendo a un lado al diablo, porque entonces el conocimiento estará incompleto. No puede decirse que se le teme a Dios y se adora al diablo, porque éste es más complaciente. Dios y el diablo son una energía. El primero sería la persona, y el segundo la proyección de su sombra.

Ambas partes se manifiestan dentro de todo ser humano, no pudiendo hacerlo ambos al mismo tiempo. El hombre debe definirse por uno de ellos porque a los “tibios” no los aceptan arriba ni abajo. La gente voluble en ningún lado cabe. Son como los alacranes, en cualquier momento clavan el aguijón, vendiéndose al mejor postor. Peludo, con cuernos, cola, tridente, pezuñas y vomitando fuego es como lo pinta el Cristianismo. Las religiones orientales lo caracterizan de diferente manera. La palabra demonio o daemon, proviene del griego “demon”, genio, un ser sobrenatural lleno de maldad. En el Antiguo Testamento le llaman al diablo “Satán”. En el nuevo testamento “diablo”. Otros apelativos que le aplican son “príncipe de las tinieblas. Belcebú. El maligno. Ángel caído”. A este lucero de la mañana se le precipitó al Sheol (infierno), cuando quiso destronar a su creador. Se llevó a cabo una encarnizada lucha en los cielos, dirigida por el Arcángel Miguel, y ¾ partes de las luces lo siguieron. Hasta en el cielo se conoció la maldad. ¿Dónde encontrar a Satán? Cada quien le da cabida en su corazón, dependiendo de sus acciones. Entra aquí lo que conocemos como Ley del Karma. Se recoge lo que se siembra.


Amigo lector ¿se ha preguntado dónde está el diablo? ¿Quiénes son esos personajes mencionados en el Cristianismo como lucifer, Luzbel, Satanás y demonio? Estudiosos de la Demonología bien saben a lo que me refiero. Aunque ellos únicamente se dedican al estudio de la letra muerta, les hace falta la práctica de investigación en los planos de conciencia cósmica, donde se convive con los ángeles y los demonios. Nunca se está tan cerca de convertirse en un demonio, cuando se alcanza el grado de Ángel. No debemos confundir al diablo con el demonio. No puede hablarse de Dios haciendo a un lado al diablo, porque entonces el conocimiento estará incompleto. No puede decirse que se le teme a Dios y se adora al diablo, porque éste es más complaciente. Dios y el diablo son una energía. El primero sería la persona, y el segundo la proyección de su sombra.

Ambas partes se manifiestan dentro de todo ser humano, no pudiendo hacerlo ambos al mismo tiempo. El hombre debe definirse por uno de ellos porque a los “tibios” no los aceptan arriba ni abajo. La gente voluble en ningún lado cabe. Son como los alacranes, en cualquier momento clavan el aguijón, vendiéndose al mejor postor. Peludo, con cuernos, cola, tridente, pezuñas y vomitando fuego es como lo pinta el Cristianismo. Las religiones orientales lo caracterizan de diferente manera. La palabra demonio o daemon, proviene del griego “demon”, genio, un ser sobrenatural lleno de maldad. En el Antiguo Testamento le llaman al diablo “Satán”. En el nuevo testamento “diablo”. Otros apelativos que le aplican son “príncipe de las tinieblas. Belcebú. El maligno. Ángel caído”. A este lucero de la mañana se le precipitó al Sheol (infierno), cuando quiso destronar a su creador. Se llevó a cabo una encarnizada lucha en los cielos, dirigida por el Arcángel Miguel, y ¾ partes de las luces lo siguieron. Hasta en el cielo se conoció la maldad. ¿Dónde encontrar a Satán? Cada quien le da cabida en su corazón, dependiendo de sus acciones. Entra aquí lo que conocemos como Ley del Karma. Se recoge lo que se siembra.


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