Primero hay que enumerar que habitamos en una región de 3 dimensiones: largo, ancho y alto. Encontramos otro tipo de dimensiones que resultan invisibles al ojo humano y pueden ser percibidas por medio de los sentidos del alma, entre ellos el tercer ojo, que concede clarividencia.
El viaje astral es el que se lleva a cabo, en los instantes en que la persona duerme, desprendiéndose el alma de la materia. Entre esos planos, denominados“cielo” por la iglesia Católica, están la región etérea, astral, mental y causal, entre otras.
Así como en nuestra tercera dimensión encontramos infinidad de gente con sus respectivas nacionalidades y rasgos físicos, en esas esferas de luz también existen criaturas con sus respectivas características. Las más usuales vendrían a ser las hadas, gnomos, dragones y sirenas, entre otras.
Pero hay otras criaturas que sólo los conocedores y practicantes de alta magia, contactan por medio de ceremoniales para lograr sus favores. Es maravillosa la magia, porque nos pone en contacto con energías siderales que pertenecen a la Tierra y fuera de ella.
Entre ese tipo de criaturas cuyo nombre correcto es el de “elementales de la naturaleza”, encontramos los “Marid”, genios soberbios que no acostumbran acatar órdenes, y por eso no suele invocárseles.
Es tan grande su poder que pueden formar muros impenetrables en las aguas, donde se manifiestan. Se les contacta por medio de la telepatía.
Los “Daos” pertenecen a la tierra, son de mediana inteligencia y suelen manifestarse físicamente en forma vaporosa. Por eso es difícil verlos. Suelen desorientar a las personas, para que se extravíen en los caminos. “Efreet”, son genios del fuego, que habitan en una ciudad donde son dirigidos por un sultán. Llegan a producir incendios en los bosques.
Si alguien llega a capturar uno, éste se verá obligado a servirle durante 1001 días o cumplirle 3 deseos. La lista es interminable, y un conocedor de alta magia, puede contactarlos y dominarles a voluntad.