El cuerpo humano está formado por una osamenta que le forma, recubierto por una masa muscular que es lo que nos hace diferente, ya que nada es igual, aunque su parecido sea idéntico. Un día una madre pregunta a su hijo cuál es la parte más importante del cuerpo.
Y éste de inmediato respondió que los oídos porque consideraba que sin la audición era muy difícil vivir. “Muchos son sordos y viven sin problema alguno”, le responde la progenitora. “Ahora hay aparatos que ayudan a la gente a mejorar y recuperar la audición”. Pasó el tiempo y la madre volvió a preguntarle lo mismo recibiendo por respuesta “los ojos, porque sin ellos no se puede vivir”.
“Hay gente ciega que vive, y desarrolla otros sentidos”, le respondió su madre. Al paso del tiempo el hijo creyó que se trataba de un juego. Llegó el momento en que la señora enfermó y no hubo nada qué hacer. En el lecho del dolor volvió a preguntarle al hijo: “¿por fin, has comprendido cuál es la parte más importante del cuerpo?”.
Un silencio se formó y ella sacando fuerza de su flaqueza le dijo: “La parte más importante del cuerpo son tus hombros”. El hijo le respondió si era porque sostenían la cabeza, sin la cual nadie puede vivir, y ella le dice de nuevo: “Sobre tus hombros se inclina la cabeza de las personas que lloran cuando necesitan un consuelo, y por instinto se acomoda sobre ellos, para recibir las lágrimas de dolor del momento”.
En ese momento el hijo comprendió lo que le decía su progenitora quien falleció y él necesitó del hombro de muchos amigos para descargar las lágrimas que se escapan cuando se sufre la perdida de un ser querido.
Quien cultiva lazos de amistad en su momento tendrá muchos hombros que le ayudarán a buscar consuelo ante los embates de la vida, y también para mostrar felicidad.