Quien visita este hermoso lago, ubicado en el municipio Salvador Escalante —a 21 kilómetros de Pátzcuaro, teniendo otros accesos— constatará que es un lugar pintoresco, de hermosos paisajes deleitando a sus visitantes, con habitantes cordiales y aguas de color verde turquesa que alcanzan una profundidad de setenta metros.
Cuenta una de las tantas leyendas que se escuchan entre los paisanos, que uno de los caciques más poderosos de la región, Tangaxoán, tuvo una hermosa hija de nombre Eréndira. La princesa estaba dotada de buenos principios morales. Esperaba paciente a que un noble guerrero ganara su corazón.
Cuando llegó ese momento, con horror se dio cuenta que se trataba de un valiente príncipe, enemigo de su pueblo. Pero el amor es algo que no se puede esconder y cuando el padre se dio cuenta, fingió que aceptaba el deseo de su hija, y puso una prueba final para asentir el enlace matrimonial.
Ordenó al príncipe combatir contra otros caciques enemigos, y de salir airoso, se llevaría a cabo la unión sentimental. Cumpliendo los caprichos de Tangaxoán, disputó y salió victorioso.
Al reclamar su premio, el padre de Eréndira, que no estaba dispuesto a entregarla, le dijo que faltaba un último desafío: combatir contra él. Eréndira se interpuso entre los dos y les dijo que, de ganar su padre moriría de tristeza, y de ser su amado, lo repudiaría para siempre.
Que no permitiría ese duelo. El príncipe se retiró y la princesa se dirigió a la parte más alta de la montaña, donde empezó a llorar. Sus lágrimas formaron un arroyo que a su vez creó el lago Zirahuen. Murió de tristeza.
Los lugareños dicen que de vez en cuando se observa en esas aguas a una hermosa sirena, que se lleva al fondo a apuestos lugareños. El lago quedó encantado. Estando en esa región, se respira un ambiente que incita a buscar la espiritualidad. Esto, dicen, es porque el alma enamorada de Eréndira es la protectora del lugar.º