Después de años de recomendar la quimioterapia el hospital John Hopkins — importante centro de salud para la cura y eliminación del cáncer— al fin reconoce que existen otras alternativas para combatir esta enfermedad, porque si bien la quimioterapia envenena las células cancerígenas, también destruye células sanas de la médula espinal del intestino y lesiona hígado, riñones, corazón y pulmones. Los humanos, todos, tenemos células cancerígenas invisibles que no aparecen en chequeos médicos regulares hasta que se multiplican.
A ello obedece, algunas veces, que después de un tratamiento, el oncólogo diga a su paciente “no se le detectaron células cancerígenas”, cuando la realidad es que estas células no han llegado a su tamaño detectable.
Cuando el sistema inmunológico es fuerte destruye las células cancerígenas. Si por el contrario es precario resulta ser un excelente indicativo de que la persona tiene deficiencias de nutrición, lo que ocurre por motivos genéticos, del medio ambiente, forma de vida y primordialmente por mala alimentación. El cambiar de dieta es imprescindible para reforzar el sistema inmunológico.
Las células de cáncer se alimentan de:
Azúcar: existen sustitutos del azúcar como la sacarina que contiene ingredientes nocivos. Un sustituto recomendable es la miel de abeja o melaza en pequeñas cantidades. La sal también tiene un químico que se le agrega para que se vea blanca. Se recomienda la sal de mar o sales vegetales. Leche: produce mucosa, especialmente en el conducto intestinal.
Las células cancerígenas se alimentan de mucosa. Eliminando la leche de vaca, sustituyéndola por leche de soya, las células de cáncer no tienen como alimentarse y mueren.
Carne roja: las células de cáncer maduran en un medio ambiente ácido. Una dieta basada en carnes rojas es ácida, mejor comer pescado o un poco de pollo. La carne además tiene antibióticos, hormonas y parásitos, que son muy nocivos.
La proteína de la carne es muy difícil de digerir y requiere muchas enzimas. La carne que no se digiere queda en los intestinos y crea más toxinas. Una dieta de 80 por ciento de vegetales frescos y jugos, granos, semillas, nueces, almendras y frutas ponen al cuerpo en un ambiente alcalino.
Solo un 20 por ciento se debe consumir en comidas cocidas. Jugo de vegetales frescos proporcionan al cuerpo coenzimas fáciles de absorber que llegan a las células después de 15 minutos de haber sido consumidos para nutrir y ayudar a formar células sanas.
Para obtener enzimas vivas que ayudan a construir células sanas debe beberse jugos y comer vegetales frescos dos o tres veces al día.
Evite el café y el chocolate ya que tienen mucha cafeína. El te verde es una alternativa, además tiene propiedades que combaten al cáncer. El agua debe tomarla purificada o filtrada.
El agua destilada es ácida, no conviene. Algunos suplementos alimenticios fortalecen el sistema inmunológico, como los antioxidantes, vitaminas, minerales, aceite de pescado. Ellos ayudan a las células a luchar y destruir las células cancerígenas. La vitamina E ayuda al cuerpo a eliminar células innecesarias o defectuosas.
El cáncer también es consecuencia de una mente y espíritu enfermos. La rabia y no perdonar estresan al cuerpo y lo meten en un medioambiente ácido. Esforzarse por tener un espíritu amable y amoroso es muy beneficioso para la salud, igual que aprender a relajarse para disfrutar de la vida.
Una actitud activa y positiva ayudará a un enfermo de cáncer a convertirse en un sobreviviente. Las células de cáncer no pueden vivir en ambientes oxigenados. Ejercicio diario y respiración profunda al aire libre ayuda a recibir oxigeno hasta niveles celulares. Está prohibido meter contenedores de plástico en el microondas, igual botellas de agua en el refrigerador y papel plástico en el microondas. ¿Sabe usted qué es el antimonio? El veneno que suelta el plástico con el calor se llama antimonio y se viene denunciando hace mucho tiempo.
Si se deja una botella plástica con agua en el coche durante días calurosos y se bebe el agua después de que ésta se haya calentado, se corre el riesgo de desarrollar cáncer de pecho. Los doctores explican que el calor hace que el plástico emita un cierto residuo químico tóxico que produce este tipo de enfermedad en el seno. Este tóxico es el mismo que se ha encontrado en los tejidos de senos con cáncer.
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