Cuando contemplamos desde esa perspectiva un mundo que parece cruel, descerebrado y colérico, que produce sufrimiento a nuestras hermanas y hermanos de todo el planeta, ese mundo es un espejo de aquello en lo que nos hemos convertido como individuos, familias, sociedades y naciones.
No es bueno ni malo, ni correcto o incorrecto. Simplemente es un reflejo de quienes somos. La condición del planeta es un mecanismo de retroalimentación.
Entonces, si queremos ver cambios en nuestro mundo, debemos convertirnos en ese cambio en nuestras vidas cotidianas.
Si queremos ver paz, tolerancia, entendimiento, compasión y perdón a nivel global, debemos convertirnos en eso. Debemos pedir que se nos entretenga mediante la paz, la compasión y la comprensión. Eso no tiene por qué ser tedioso o aburrido. Puede seguir siendo emocionante, pero no tiene por qué ser brutal, descerebrado, cruel o despiadado. En nuestras vidas diarias, a cada momento de cada día, hacemos la elección que niega o afirma la vida en nuestros cuerpos. Si queremos ver un cambio colectivo, tenemos que convertirnos en ese cambio individualmente.
Siendo honestos, dignos de confianza, considerados, cariñosos y compasivos, viviendo esto cada día, ya estamos preparados para cualquier cosa que posiblemente pueda venir en próximos años o cualquier otro día de otro año o en cualquier momento de nuestro futuro.
Si lo que queremos es aprovechar este cambio con el mejor resultado positivo posible para nosotros, la clave está en que vivamos cada día dando de nosotros el máximo amor y la mayor compasión. Sí y, para que así sea, tenemos que vivir cada día de manera consciente. Ser conscientes de las oportunidades y reconocer las que nos salen al paso. Cada día se nos ofrece la oportunidad de ser tolerantes con otros sistemas de creencias, de perdonar a alguien que nos haya herido o enojado, de enmendar nuestros juicios acerca de lo que debería o no debería pasar en nuestro mundo. Si podemos conciliar todas esas cosas cuando se nos cruzan y manejarlas conscientemente en ese momento —a sabiendas que al cambiar la manera en que nos sentimos cambiamos la química de nuestro cuerpo— estaremos preparados para cualquier transición que la tierra vaya a atravesar.
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