Limpiar nuestra casa, verter agua bendita en sus rincones, puertas y asistir a Misa de Gallo para agradecer al altísimo y pedirle a la Divina Providencia que nunca nos falte casa, vestido y sustento, y en seguida la cena de celebración, con intercambio de regalo, para la buena fortuna.
Otros rituales: atiborrar maletas y salir a darle la vuelta a la manzana para asegurar viajes durante el año. Tirar monedas a la calle, luego barrerlas con una escoba al interior de la vivienda y guardarlas en un lugar secreto para que no falte dinero.
Recibir el nuevo año con ropa interior amarilla es para la prosperidad; roja para encontrar el amor y puesta al revés es para estrenar todas las prendas posibles durante el nuevo año. Según parece, el más efectivo de los rituales, es ordenar nuestra casa. Sicólogos, siquiatras, místicos, chamanes y sanadores aseguran que al hacerlo nos ordenamos a nosotros mismos. Es hora de cerrar asuntos pendientes, amorosos o laborales.
Por último una bella oración para iniciar el 2019: “Señor Dios, dueño del tiempo y la eternidad, detengo mi vida ante el nuevo calendario y te pido humildemente para mí, los míos y todos los seres vivientes de este mundo paz y alegría. Señor Dios te suplico cierres mis oídos a toda falsedad y mis labios a palabras mentirosas, egoístas, mordaces o hirientes. Señor Mío, cólmame de bondad, fuerza y prudencia, claridad y sabiduría, para que, cuantos conviven conmigo encuentren en mi un poquito de ti. Amén”.
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