La ofrenda en el altar de muertos

Todo alimento, bebida y artículos en el altar de veneración consagrado a nuestros difuntos tiene especial significado

Rosa María Campos

  · martes 23 de octubre de 2018

Foto: Cortesía

Comidas, bebidas, veladoras, flores e incienso o copal, así como cada uno de sus objetos y flores, tienen un significado especial que requiere de un sin número de rituales, suma del sincretismo entre creencias prehispánicas y europeas. El altar siempre se presenta sobre una mesa cubierta con un mantel blanco, sobre el cual se yergue un portal adornado con flores, que nos recuerda la entrada de los difuntos al mundo de los muertos. Sobre el mismo se encienden veladoras para cada uno de los familiares fallecidos. Al hacerlo se llama por su nombre al finado. Junto a las velas se presentan ramilletes de flores de temporada, como el anaranjado Cempasúchil o el “Moco de Pavo", de floreshojas, casi moradas, que significan la sangre de Cristo y la Resurrección. Se adorna el altar con papel picado colores morado (por el luto cristiano) y naranja (por el luto azteca).

El papel picado en diseños geométricos negros continúa con la tradición prehispánica: el Tlilan (lugar de la negrura) y el Mictlán (el sitio de los muertos. En algunos altares se presenta una cruz grande de ceniza para que el ánima expire culpas pendientes, y otra más pequeña para que las ánimas del purgatorio continúen su viaje hasta la presencia del Creador.

La costumbre de los cuatro cirios en cruz es por los puntos cardinales que guiarán a los muertos a encontrar su camino. Las tres calaveras pequeñas que suelen aparecer en la ofrenda son para la Santísima Trinidad. La grande es para el Padre Eterno. El agua del altar tiene que ser fresca y muy limpia para que los difuntos se mojen los labios resecos por el largo viaje realizado desde el más allá. El licor para que recuerden los ratos felices en su vida terrenal. El incienso o el copal tienen la función de limpiar con su aroma el lugar y atajar los problemas. De la comida, los difuntos se llevan su olor y se deleitan con los sabores. En algunas ofrendas se encuentra un machete o una vara de rosal para ahuyentar a los malos espíritus que traten de impedir que los finados se acerquen a disfrutar de sus obsequios.

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