De acuerdo con el London Times Rich, la monarca, tiene una riqueza que ronda entre los 500 y 600 millones de dólares. Sin embargo, el monto del patrimonio de la soberana está sujeto a la Lista Civil, establecida en 1760 por el rey Jorge III, la cual administra los recursos y bienes que son parte del reinado.
Entre las diversas propiedades que heredó, se cuentan castillos y palacios como el Balmoral, que fue comprado por la reina Victoria en 1848 que era uno de sus lugares favoritos. También la finca de Sandringham, en la que la reina acostumbraba pasar los días festivos y celebraciones. Esa propiedad también fue de la reina Victoria, pues fue adquirida como regalo de bodas para su hijo Eduardo VII.
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El castillo de Windsor y el palacio de Buckingham en su momento eran propiedades privadas de los reyes de la monarquía inglesa, en la actualidad le pertenecen a la nación y aún siguen siendo usados por la familia real y aún no se determina si el ahora rey Carlos se mude a Buckingham.
Otro de sus patrimonios y uno de los más codiciados, es su colección de autos clásicos valuados en más de 15 millones de dólares, entre los cuales ostenta un Rolls-Royce Phantom IV de 1954 y un Daimler Phaeton de 1900, el primer auto de la familia real británica.
En la royal collection incluye joyas, tiaras, , pendientes de gemas preciosas, coronas, y obras de arte propiedad de la reina Isabel II, que en conjunto tienen un valor estimado en 10 millones de dólares, según fuentes cercanas a la corona.
“No se sabe con exactitud cuantas tienen en su basta colección, pero de acuerdo a su nueva curadora de arte son 23 mil piezas”, dijo la experta en realeza Gabriella Morales-Casas.
A pesar de que se tiene una ligera idea sobre el gran valor de este joyero familiar, es prácticamente imposible estimar su precio actual, ya que nadie conoce la colección completa de la familia, ni la privada de la reina Isabel, la cuál perteneció a la Reina madre y que ahora pasará a ser heredada por el príncipe Carlos.
“Gran parte de esta colección ha sido heredada, primero por la madre reina, quien recibió una inusual herencia que incluye tiaras y collares”, añadió Morales- Casas.
Pese a que muchos han sido los rumores que rondaban sobre una posible enemistad entre la soberana británica y su nuera, la duquess Camila, Isabel II lleva varios años cediendole joyas de la familia, especialmente algunas que tienen un gran valor sentimental para los Windsor.
Una de ellas fue el collar de diamantes que la duquesa de Cornualles lució en la fiesta de su 60 cumpleaños. Esta pieza perteneció anteriormente a la reina madre.
Otra de las joyas que en más de una ocasión ha utilizado la esposa del príncipe Carlos es la tiara Greville. Esta diadema fue creada en 1921 por Lucien Hirtz para la señora Greville, y más tarde pasó a manos de la reina Madre. A su fallecimiento, comenzó a formar parte del joyero real de doña Isabel y se convirtió en una de sus piezas mejor guardadas.
Tanto es así, que la monarca nunca se la había prestado ni a Lady Di ni a ningún otro miembro de la Familia Real hasta que llegó Camilla, a quien se la cedió por tiempo indeterminado.
Cuando Diana de Gales falleció, algunas de sus joyas fueron devueltas a la reina Isabel, y otras repartidas entre sus hijos, los príncipes Guillermo y Harry.
“Esta colección también incluyen una amplia colección de broches, que igualmente no se sabe cuántos tiene, pero son sus favoritos, todos hechos con diamantes y piedras preciosas”, añadió.
Son parte de los tesoros de la corona, cada uno de los broches de la reina son piezas con un impresionante valor histórico. Gemas invaluables, metales preciosos y diseños de época son fundamentales en cada una de las fabulosas piezas.
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Además de usarlos como complemento de su atuendo, la reina transmite un mensaje especial a través de sus broches.
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