Tras una gran ola de rumores en torno a la delicada salud de la reina Isabel II y una posible logística “anti paparazzis”, esta mañana la soberana reapareció en público durante el memorial en honor a la vida y servicio de su esposo Felipe, el duque de Edimburgo, a casi un año de su fallecimiento (9 de abril de 2021).
Durante todo el acto, la soberana de 95 años se mostró fuerte y estable, sin embargo, no pudo evitar derramar lágrimas por la gran pérdida de su compañero de vida, con quien estuvo casada más de siete décadas, al igual que su hijo Carlos, que se mostró conmovido al recordar a su padre.
El acto religioso que se llevó a cabo en la Abadía de Westminster, en el centro de Londres, inició puntualmente a las 12:30 horas (hora local) y en general se rindió homenaje a la contribución del duque a la vida pública y su firme apoyo a las más de 700 organizaciones benéficas con las que su alteza real estuvo asociada a lo largo de su vida.
También se reconoció la importancia de su legado en la creación de oportunidades para los jóvenes, la promoción de la protección y conservación del medio ambiente y el apoyo al Ejército.
A diferencia del funeral al que asistieron sólo 30 invitados debido a la crisis sanitaria, esta vez, el templo recibió a casi mil invitados entre los que destacan los reyes de España, Felipe VI y doña Letizia, Máxima, Guillermo y Beatriz de Holanda, Silvia y Carlos Gustavo de Suecia, Alberto de Mónaco, Felipe y Matilde de Bélgica, Margarita de Dinamarca, entre otros. Además de toda la familia real británica, excepto los duques de Sussex, el príncipe Harry y Meghan Markle.
El interior del templo, estuvo decorado con flores en color rojo, blanco y azul, que hacen alusión a la bandera del Reino Unido. Los arreglos más grandes estaban compuestos por rosas, claveles y gerberas, eusotomas y crisantemos blancos.
La música tuvo protagonismo durante el servicio de acción de gracias, la banda de los Royal Marines de Portsmouth, fue dirigida por el teniente coronel Jason Burcham, director principal de música, y antes de la ceremonia, entonaron varias piezas.
Algunos elementos que fueron planeados para el funeral el año pasado, no se pudieron realizar, sin embargo, en esta ceremonia se cumplieron como la asistencia de los representantes de la Fuerza de Cadetes quienes se alinearon en el camino hacia la Abadía, esto como una representación de la destacada trayectoria que tuvo el duque de Edimburgo en la Marina Real.
A su llegada, la reina Isabel II caminó apoyada del brazo de su hijo el príncipe Andrés, quien reapareció tras la polémica en que se vio envuelto por acusaciones de abuso sexual. Ingresaron al templo por una entrada lateral y posteriormente, la reina se soltó para caminar sola a su asiento, en primera fila, despejando así los rumores sobre la supuesta problemática de movilidad.
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