Una empresa canadiense quería instalarse en Veracruz para explotar oro en una de las zonas con gran riqueza de biodiversidad.
En una de las áreas en las que está uno de los mayores corredores de aves migratorias en el país. La sociedad civil se movió y la detuvo, talvez no para siempre pero por ahora está pausada.
Hoy veo mucho a personas que están protestando en contra de las mineras en México y el mundo, y aún cuando personalmente me opuse a la minera en Veracruz, me puse a investigar para saber qué tantas cosas que usamos tienen oro.
No nada más son los aretes o anillos de compromiso. Telecomunicaciones, viajes espaciales, por ejemplo son posibles gracias al oro. Entonces me surge esta pregunta: si nosotros nos movemos e impedimos la minería a nivel global del oro ¿qué pasaría? Será que estos movimientos sociales y ambientales necesitan tener una base profunda de alternativas reales.
Entiendo lo que puede depredar una mina de oro, sin embargo también comprendo los beneficios que tengo al usar mi celular para hablar con mis papás. ¿Es posible considerar no cerrar todas las minas, sino que las minas produzcan para aquellas actividades básicas humanas? Tal vez no para joyería y definitivamente no para comer.
Yo no se si toda la gente que protesta, sabe que el oro ha hecho posible que sus voces puedan ser escuchadas en el mundo. Y es que todo va más allá de lo que a veces alcanzamos a ver.