He encontrado en el cocinar y en el comer una terapia de amor propio tan profunda que me ha llevado a entender lo importante que es respetarse a uno mismo, a otros y a la vida misma. Aclarando esto, no entiendo por qué todo tiene que ser conflicto. Veo las posturas de algunos veganos y vegetarianos como queriendo convencer a los carnívoros de que dejen de comer carne y veo a los carnívoros burlándose de los vegetarianos.
Es como es una guerra fría entre dos bandos que se señalan cada uno “teniendo razón”.
El 19% de las personas el año pasado en México se declararon vegetarianas y aproximadamente el 9% veganas, de acuerdo a varias fuentes noticiosas. Acelerándose entonces el número de personas que predican esta inclinación de alimentación y forma de vida.
Pero me pregunto, ¿será que todos los vegetarianos respetan todas las formas de vida? Es decir, si uno de ellos se encuentra una cucaracha en su casa, ¿la matan? En dónde empieza y para su respeto.
El matar porque algo nos dé asco o nos estorba nos pone en un círculo vicioso en el que un día nos damos cuenta de que no somos respetuosos al milagro de la vida.
En lo personal, tengo ganas de salir a cazar mi comida, creo que al hacerlo podré entender más profundamente lo que significa obtener el alimento, y porque siento que es parte de lo que hemos sido: cazadores y recolectores.
Y entonces llego a la pregunta ¿somos veganos y vegetarianos porque somos respetuosos a la vida? Y acaso los que somos carnívoros ¿somos sinónimo de irrespetuosos? Hay que pensar por qué lo hacemos, al final, la comida tiene el propósito de brindarnos salud.