Lo más lejos que había ido eran 56 kms y fueron en bici. Tras cuatro meses de confinamiento, en los que no había visto a mi familia y había convivido con menos de cinco humanos en persona, no me sentía lista para subirme al transporte público, así que decidí pedir un taxi mediante app en ruta al aeropuerto, después de todo, se trataba de mi primera vez que salía a laborar en contingencia sanitaria.
Definitivamente viajar ya no es como era antes. Distanciamiento social, uso obligatorio de cubrebocas y gel antibacterial, son solo la punta del iceberg en la nueva normalidad por Covid-19. Y aunque el Gobierno de México, la Secretaría de Salud (SSA) y la Secretaría de Turismo (SECTUR) crearon el Lineamiento Nacional para la reapertura del Sector Turístico, lo cierto es que, cada eslabón que conforma la industria turística adapta a su manera los nuevos protocolos de sanidad.
En ruta
“Traigo mi sanitizante y accesorios para hacer limpieza cada que un pasajero sube o baja, por seguridad de ustedes y nosotros como trabajadores”, me explica José Carlos, conductor de la aplicación de transporte Didi, en la que me dirijo a la Terminal 1 del Aeropuerto Internacional de la CDMX. Quien además de portar cubrebocas, creó una división plástica entre asientos delanteros y traseros.
Previo al despegue
Tras meses de confinamiento resulta desafiante caminar entre la gente, pues a las afueras del aeropuerto algunos “se relajan” con el uso del cubrebocas, sin embargo, una vez dentro, este es un código de vestimenta obligatorio.
“Te comparto algunas recomendaciones para el viaje: Por cuestiones sanitarias, te recomendamos llevar maleta carry on para no documentar y evitar contratiempos. Importante en todo momento llevar cubrebocas y/o careta”, sugirió el equipo de trabajo con quienes viajaba.
No obstante, decidí documentar mi equipaje, porque pese a que intenté comprar el gel antibacterial más pequeño, este era de 300 ml y el equipaje de mano está restringido a líquidos de no más de 100 ml. También llevé conmigo una careta y cubrebocas extras. Aditamentos suficientes para cuatro días.
El avión donde viajé rediseñó el área de documentación, con un carril para entrar y otro para salir, colocó en el suelo señalamientos de sana distancia, mientras que en su mostrador colocó una mampara de acrílico; entregué mi maleta y no existió contacto físico, ni siquiera al momento de mostrar mi credencial de elector. Solo puedo observar sus ojos, todo el staff porta caretas además de cubrebocas.
Me dirijo a la sala de abordaje y me preguntan si llevo conmigo resuelto el Cuestionario de Identificación de Factores de Riesgo en Viajeros, ¡lo olvidé! (y eso que escribí de él). Enseguida me indican el sitio web y me piden resolverlo al instante en mi celular, y tras responder que no he tenido viajes previos y que no he tenido contacto con enfermos de Covid-19 obtengo un QR que debo mostrar para ingresar. Nadie nunca toca nada.
Las salas tienen señaléticas de sana distancia, los espacios para publicidad también, mientras, de fondo, recuerdan en los altavoces que el uso del cubrebocas es obligatorio. Pero llega el momento de subir al avión y son las personas quienes no respetan las indicaciones y en el frenesí existen contactos físicos. El avión va totalmente lleno. No obstante, te piden no hacer fila en caso de acudir al baño, y te ofrecen gel antibacterial en caso de consumir un snack.
Aterrizamos en el Aeropuerto Internacional de Cancún y Grupo Aeroportuario del Sureste (ASUR) también ha colocado señalética de sana distancia en el suelo, sobre todo en el área donde se ubican las bandas de equipaje. El uso de cubrebocas aquí también es obligatorio, sí, aunque haga calor; y la falta de respeto a las indicaciones de sana distancia es constante.
Nueva normalidad en hoteles
La industria hotelera no sólo busca adaptarse a la nueva normalidad, sino que también está implementando medidas para reactivar el turismo en México. Un ejemplo de ello es la apertura The Fives Oceanfront Puerto Morelos, tercera propiedad de The Fives Hotels & Residences en la Riviera Maya, que, a su vez, tiene el recién inaugurado RoMarley Beach House, el club de playa de Rohan Marley, hijo de Bob Marley.
Me tocó atestiguar cómo esta cadena implementa el programa Las Cinco Iniciativas con el fin de garantizar “unas vacaciones seguras y saludables para todos los huéspedes una vez que se reanuden los viajes”. Y enfatiza que “el concepto Residence Resort, que brinda a los huéspedes la comodidad de vacacionar en una residencia de una, dos o tres recámaras, con sala, comedor y cocina completa, es ideal para esta iniciativa”.
- Excepcionales (y seguras) opciones de comida.
- Personas que lleguen al hotel.
- Cosas que llegan al hotel.
- Distancia social una vez en la propiedad.
- Limpiando todo: recepción, habitación de huésped, playa y piscina, restaurantes.
The Fives Hotels & Residences contextualiza que ha trabajado con sus departamentos de Control de Calidad, Salud, Seguridad y socios comerciales para renovar los procedimientos y protocolos existentes de salud y seguridad e implementar medidas de limpieza e higiene aumentadas, desde el pasado 1 de mayo de 2020.
“Nuestros nuevos Procedimientos de Operaciones serán auditados no solamente por nuestro departamento interno de Control de Calidad, sino también por auditores externos de CRISTAL International Standard. Estos mismos cumplen con las más estrictas directrices de la OMS, CDC, la Asociación Internacional de Suministros Sanitarios, Gobiernos local y federal”, me informaron.
Nueva manera de viajar
“Hay una nueva realidad de operación turística hotelera que debe adaptarse a la sanitización operativa para transmitir al turista que puede venir de vacaciones con tranquilidad”, nos contó en entrevista Joaquin Serna, CEO de TM Grupo Inmobiliario, empresa matriz de The Fives Hotels & Residences.
Es por lo que, cuando llegamos a hospedarnos, nuestro equipaje recibió una aspersión de sanitizante, utilizamos dispensador de gel antibacterial, pisamos tapetes y cruzamos un arco sanitizador. Mientras que, al interior, todo el staff del hotel The Fives Beach portaba caretas o cubrebocas o ambos.
Para evitar el uso de tarjetas recibimos una pulsera inteligente con la que podíamos abrir nuestra habitación; y una vez dentro de la habitación, sí, había más gel antibacterial, así como toallitas húmedas.
Como consecuencia de los aforos permitidos dentro del semáforo Covid-19, para poder asistir a un restaurante había que reservar lugar; y también me percaté que aún en los puntos de comida “informal” el servicio era asistido, es decir que en lo que respecta en alimentos se minimiza el autoservicio e incluso se privilegia y promueve el servicio a la habitación.
¿La alberca? Aunque la percepción de sana distancia entre camastros era poco percibible, sí era obvia la desinfección constante de puntos de contacto entre huéspedes, además del tratamiento antibacterial del agua por lo que incluso existían horarios de restricción para meterte a ella.
Al momento de realizar este viaje y acorde al aforo permitido por el semáforo Covid-19, The Five Beach se encontraba trabajando a un porcentaje de ocupación del 28%; existían turistas de Nuevo León y de Estados Unidos, y estaban a punto de llegar viajantes de Canadá.
Misión cumplida, hora de volver
En ASUR, la presencia de sistemas de control para temperatura es más evidente. Además de que el flujo de personas es mayor, al grado que hacemos filas para ingresar a las salas de abordaje, y pese a que hay señalamientos de sana distancia no son respetados. La escena es una constante, trabajadores con caretas y cubrebocas y a su lado, una considerable cantidad de gel… previo y de nueva cuenta debiste llenar el Cuestionario de Identificación de Factores de Riesgo en Viajeros.
De regreso a la CDMX , el acceso al avión por grupos resultó más ordenado y al momento de subir todos debimos aceptar un poco de gel antibacterial … es el cuarto día continúo usándolo y ya me arden las manos. Igual que en el despegue, los sobrecargos utilizan caretas y cubrebocas. Y nos recuerdan que, durante todo el vuelo también nosotros debemos usarlo, con excepción de los menores de 12 años.
Corresponsabilidad
Todas y todos tenemos algo que hacer frente a la pandemia. Así que, aunque tomé medidas preventivas, y se trató de un viaje nacional y esencial por cuestiones de trabajo, decido durante 14 días quedarme en casa. Siendo esta una practica generalizada y sugerida a nivel internacional tras volver de un viaje. Viajar ya no es como era antes.
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