Puente Nacional es uno de los muchos ejemplos de municipios del país que tienen vocación turística pero que desafortunadamente no son explotados y, por consiguiente, son poco conocidos.
Este municipio, enclavado en la zona central del estado, en la región del Sotavento, posee muchos sitios que han sido escenario en la historia de Veracruz y el país.
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Entre los monumentos históricos con que cuenta y que se pueden visitar se encuentran el Puente del Rey, la Hacienda de Santa Anna, el Polvorín de Casa Mata, la pirámide de El Boquerón, la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, el Fuerte de San Fernando y el Fuerte del Cerro de la Concepción.
¿A qué se debe el nombre de Puente Nacional?
El nombre de Puente Nacional se debe precisamente al puente que en un principio se le conoció como Puente del Rey (por el monarca Carlos IV), considerado una verdadera maravilla arquitectónica de Veracruz.
Dicha estructura, erigida sobre el río Los Pescados (antes llamado Huitzilapan), fue construida entre 1805 y 1808 y diseñada por el ingeniero militar Diego García Conde. El puente se edificó bajo la dirección del arquitecto José Antonio Rincón Calcáneo y su hermano Manuel Joaquín. Aunque no hay certeza de ello, se dice que en calidad de asesor participó el famoso ingeniero, arquitecto y escultor español Manuel Tolsá, autor de los planos del Palacio de Minería y la famosa escultura de El Caballito.
Durante el imperio de Agustín de Iturbide fue llamado Puente Imperial, aunque en 1823 fue rebautizado como Puente de la República. En 1824, siendo presidente Guadalupe Victoria (primer mandatario constitucional de la República), pasó a llamarse Puente Nacional, que conserva hasta nuestros días y también da nombre a la cabecera municipal.
Puente del Rey, majestuosa muestra de la arquitectura e ingeniería coloniales
La estructura tiene una longitud de poco más de 300 metros, lo que lo convierte en el puente de hechura colonial más grande construido durante el virreinato de la Nueva España. Fue construido con piedra sillar y mampostería fuerte, diseñada para una vida útil de 200 años, en un río tan bravío que tiende a socavar progresivamente los cimientos.
En 2010, con el paso del huracán “Karl”, el río prácticamente rebasó el puente, sin que la estructura presentara daño alguno.
Se cuenta que el ingeniero Diego García presentó la obra y detalló que para mayor seguridad, las puntas de los tajamares que rompen la corriente fueron reforzadas con planchas de cobre.
Durante la segunda etapa del movimiento de independencia (1811-1815), el Puente del Rey fue objeto de disputa y control estratégicos por insurgentes y realistas, quienes sostuvieron duros combates por su posesión.
Por lo anterior, esta majestuosa estructura constituye algo más que una gran muestra de la arquitectura e ingeniería coloniales, es un permanente recuerdo de los hechos épicos y violentos con los que se forjó nuestro país.