El poder de la palabra llegó a BEF (Bernardo Fernández,escritor, historietista y diseñador gráfico) a través de lo quesu abuelo le contaba, otro tanto de los cuentos que la mamá lecompartía. Siempre hubo libros en casa, cuenta. La niñez, lafamilia, el hogar, aquel cuento en el que apareció un personajellamado el “Malacacha”.
Pareciera como si BEF nos llevara a esos pasajes de su vidacompuesto por cuadros y globos que encierran lo que un personajeestá diciendo, que vive. La vida en cómic, el ratoconvertido en escena de historieta. El paseo en domingo quefinalizaba con pasar al puesto de revistas a comprar loscómics de la semana, esos que la hoy desaparecidaEditorial Novaro publicaba: “Sal y pimienta” o “La zorra y elcuervo”. Lo sedujo la palabra para darle vida en los dibujos delas historietas pensadas e ilustradas por él.
Hoy BEF abre unas cuantas páginas de su propia historiagráfica, y que gracias al poder de la palabra lo han llevado acontemplar su propio instante amarillo.
¿Quién en casa le contó al niño Bernardoleyendas o cuentos de tradición oral?
Mi mamá es educadora, entonces tenía mucho esta cuestión delcuento como herramienta didáctica, y por otro lado estaba miabuelo materno. Era zapoteca, no era muy cercano a sus tradiciones,y una que sí conservó fue la tradición oral, entonces ellosfueron mis primeros narradores.
¿De lo que te contó tu abuelo y tu mamá, hayalgún cuento, una leyenda que hasta ahora sigaacompañándote?
Mi mamá era muy de cuentos tradicionales, y mi abuelo teníauna serie de cuentos protagonizados por un gato, pero yo los herastreado y no los he encontrado, yo creo que eran invenciones deél. Lo que sí tenían es que había inventado un personaje, queera como el ejemplo a no seguir, el niño malo. Nos lo contaba alos dos nietos, digamos que mi hermano y yo fuimos los primerosnietos durante muchos años. Era un personaje que se llamaba“Malacacha”, éste era el ejemplo a no seguir; este niño maloque hay en muchas tradiciones, era un vago al que todo le salíamal por hacer trampa, y ese era el chiste del “Malacacha”.¡Uy, y tenía más de treinta años de no acordarme de esto!
¿A ese “Malacacha” llegaste a plasmarlo en undibujo, en alguna ilustración, por ejemplo?
No, no, nunca.
Cuéntame ¿qué dibujaba el niñoBernardo?
Bueno, una contraparte de esta tradición oral para mí fue latelevisión como una presencia importante en mi caso. Me ladosificaban mucho mis papás, tengo claro que descubrí mivocación por la caricatura y por los cómics viendo latele, viendo a “Don Gato”, “La pantera rosa”, por ejemplo.Entonces, fascinado por los dibujos animados de aquellos años porlas caricaturas, nunca quise ser pintor o arquitecto, para mí eradibujante en primer lugar y en algún momento quise sercaricaturista político, que no lo fui, y siempre tuve este granamor por los cómics. En mi casa, que era una casa de lectura ysiempre hubo cómics para los niños, era una especie comode graduación el pasar al libro, me tocó descubrir que éstos nosolamente eran para el público infantil, que todavía puedo seguirleyendo cómics hasta la fecha, porque había para todoslos públicos.
De esos cómics ¿qué historietas procurabas cadaocho días, por ejemplo, qué buscabas en los puestos deperiódicos o llegaba hasta tu casa?
Pues mira, remataba los paseos dominicales en el puesto deperiódicos, comprábamos un montón de historieta infantil, peroahora ya prácticamente no existen, te estoy hablando de ladesaparecida Editorial Novaro. Recuerdo con gran gusto “La zorray el cuervo”, “Sal y pimienta”. Fuimos lectores de“Condorito”, pero como también éramos visitantes delibrerías ahí comprábamos los cómics que vendían enforma de libro, te estoy hablando desde luego de “Mafalda”, delos de Ásterix, la serie de “Mortadelo y Filemón” que escómic español de humor, de esas nos reunimos todo lo quepudimos conseguir mi hermano y yo, también la revista “Mad”,que para mí fue muy importante porque descubrí ese humorsocarrón. Esas eran mis lecturas, de adolescente llegué a lossuperhéroes, me tocó el periodo cuando se empezaron a hacer lasprimeras películas de Batman, entonces había un boom por lossuperhéroes en aquellos años. Esas fueron mis lecturasformativas.
¿Qué le motivó a BEF ser narrador, contarhistorias a través del cómic y dedicar su tiempo al artegráfico?
Fue una lectura de una novela gráfica muy famosa que se llamaWatchmen de Alan Moore, justo como a los diecisiete añoscayó en mis manos y me voló la cabeza, estoy hablando de hacecasi 30 años, me acuerdo mucho. Yo ya sabía que quería dibujar ytengo muy claro que después de haber visto ésta, dije si esto sepuede hacer con los cómics, con las palabras, yo quierotambién ser escritor. Eso acabó de definir mi vocación por unlado hacia la escritura porque en Watchmen el guionistaera un colocador de palabras y demostró que podría haber unproyecto literario muy complejo en el guion de cómic o laescritura de él. En ese momento era cosa de legitimación porqueestamos hablando de 1989, en el que era impensable que unaeditorial en México como Océano publicara un libro decómic de un autor nacional.
BEF, hoy por ejemplo Espiral, Lacalavera de cristal en coautoría con Juan Villoro, UncleBill, y ahora lo que recién mencionas, que la EditorialOcéano publica El instante amarillo, cuéntanos deMaría, la protagonista, que hay que acompañarla, la sentí comouna persona que sufre constantemente.
Soy papá de dos niñas, mi hija mayor se llama María, elpersonaje está basado visualmente en ella. Lo que quisiera contaren esa historia la vida que atraviesan los adolescentes, esesentimiento de alineación en un momento u otro, aislado o lejos,fuera del conjunto. María es para mí como una metáfora deladolescente o de la adolescencia, ese momento en que no sabes quéquieres, por lo menos descubres qué es lo que quieres, eso te vaorientando para guiarte en la vida y descubrir o intuir quiénquieres ser y tomar el camino hacia esa persona.
¿Qué me puedes comentar de esta iniciativa deOcéano al contemplar en su catálogo editorial una colección denovelas gráficas, que oportunamente lleva el nombre de“Historias gráficas”?
Yo estoy muy contento. Mira, pertenezco a una generación dedibujantes de cómics, de novelistas gráficos –meatrevo a decir– que nos tocó picar piedra y abrir brecha porqueno había. Yo empecé a los 27 años, (en esa época) no había lascondiciones para publicar este tipo de libros, estaban los librosde Rius y acaso estaban los de Jis y Trino, y párale de contar,que es más orientado hacia el humor, entonces a mí me hubieragustado que hubiera sucedido antes; motivo de festejo que en estemomento y por primera vez en 25 años una editorial grande enMéxico publica la novela gráfica de un autor nacional, o sea yalo había hecho Planeta con Édgar Clement, que le publicóOperación Bolívar y desde entonces ninguna editorialgrande había hecho cómic con mexicanos. Algunaseditoriales independientes como es el caso de Resistencia o SextoPiso y La cifra han apostado por esta propuesta, pero que unaeditorial del tamaño de Océano, que además tiene una capacidadde distribución que no tiene una editorial pequeña, dé este votode confianza en este medio narrativo nacional, yo no veo a loscómics como un subgénero, sino como una manera de contarhistorias; para mí es un gran motivo de celebración.
Ahora la novela gráfica con esta apuesta depublicar nuevos títulos de autores mexicanos, El instanteamarillo entra a buscar nuevos lectores, jóvenes quizá ¿quépróximo texto ve oportuno para llevarlo al plano de lagráfica?
Hay un público lector muy fiel a sus autores favoritos, no haymuchos autores en ese circuito de las convenciones decómics, pero a mí me interesa que ahora nos acerquemosal público que normalmente no los lee, que descubra que esta esuna manera legítima de contar historias también.
Y hay mucho por contar, por narrar, dibujar ¿quésucesos aún no has podido publicar en novela gráfica y que seauna idea recurrente en tu imaginario?
Hay un montón de cosas, pero esencialmente yo lo que creo, noyo sino mi gremio tiene pendiente hacer una gran novela gráficasobre la Ciudad de México, hacer un equivalente en cómica La región más transparente, de Carlos Fuentes. Tenemosuna deuda con nuestra ciudad de México como gremio, y creo queéste, el gran cómic de la Ciudad de México estápendiente.
Tomo el ejemplo de La región más transparente, perosi pudiera elegir alguna novela mexicana para llevarla al planográfico me encantaría Morirás lejos, de José EmilioPacheco. Esa sería mi elección.
BEF, por ejemplo las causas sociales. Este Méxicolastimado, hay deuda con la memoria del trabajo de periodistas quehan asesinados recientemente. Hay deuda también con el tema de lapobreza, la desigualdad social, económica, la violencia, el narco¿Todo eso lo tienes considerado para una próximapublicación?
Sí, claro. No me gusta hablar mucho de los proyectos porque sise ceban queda uno muy mal, pero sí por supuesto que yo creo quetodo eso se tiene que tocar, incluso en una historia como tal, deun tono íntimo como El instante amarillo, pues tambiénson extremadamente politizadas.
Yo, el caso del crimen lo tengo cubierto en mis novelaspoliciacas. Insisto, es un tema politizado.
Por último, BEF, a mí me conmovió la portadade El instante amarillo. Hay una niña que da la espalda,está sentada en un columpio, está sola, sin embargo al extenderla portada y con la contraportada se unen logrando completar unasola imagen; la niña que se mece en un columpio es observada por Frankestein. ¿Qué es ese instante amarillo, acaso la soledad,acaso la orfandad?
Pienso en el instante amarillo, como viene en el epígrafe alinicio del libro, que es de un poema de Sylvia Plath.
Yo pienso como en un momento de revelación, como una epifaníaen la cual tuvieras una revelación de ti mismo, es tan poderosaque tu vida no vuelve a ser la misma que en el instante previo. Eneste caso, María descubre que no quiere ser como sus compañeras,no sólo no pertenece sino nada más que no le interesa, y ese esel instante amarillo: descubrir que ella busca otra cosa. En esemomento ella no sabe qué quiere, pero sabe que lo que le ofrece sumundo, este mundo pequeño burgués del colegio de monjas, de lasniñas que hay en Timbiriche, de las fiestas infantiles, inclusodel alcohol, se ve un poco por ahí, es un mundo que no leinteresa, y ella tiene esa entereza del poder decidir. Elinstante amarillo es donde tienes la fortaleza para decir no.Es más bien como esa epifanía.
josecruzdominguez@gmail.com
*Colaborador