Por Jorge Díaz Bartolomé*
Entre bosques y bellos paisajes de una ladera del Popocatépetlse encuentra un pequeño pueblo llamado Tochimilco, lugar donde losfranciscanos eligieron para fundar el convento de la Asunción,declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1994. En unacapilla dentro del complejo conventual se ubica un retablo talladoen madera en alto relieve, elaborado en una sola pieza, estádedicado a San Francisco de Asís, una auténtica maravilla de lamano de obra indígena con un peso aproximado de 200kilogramos.
En el 2001 fue robado del exconvento, cuatro años después fuelocalizado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia(INAH) en la Galería Peyton Wright de Santa Fe, Nuevo México, enEstados Unidos. Después de la respectiva denuncia y los trámitescorrespondientes, el gobierno mexicano solicitó la intervenciónde la Interpol-México para su repatriación; la pieza seríasubastada por la galería en 255 mil dólares. Cuando el retabloregresó al pueblo, sus habitantes lo recibieron con gran júbilo yuna emotiva fiesta; actualmente es resguardado con mayor cuidadopor los habitantes de Tochimilco, y sólo se expone en ocasionesespeciales.
Esto nos habla de las bandas especializadas en robo de artesacro en nuestro país, muchas veces lo hacen por encargo ocatálogo. Son piezas muy codiciadas por coleccionistas que paganfortunas por ellas y bueno, basta recorrer el país y vertristemente las iglesias y capillas prácticamente desmanteladas yvacías.
Cerca de Perote se encuentra Tenextepec, su iglesia dedicada aSan Antonio también fue presa del robo de cuatro importantescuadros del siglo XVIII. Pero donde realmente sentí feo, fue en laiglesia de San Vicente Ferrer, en Chimalhuacán, Estado de México,lugar donde bautizaron cuatrocientos años atrás a Juana Inés deAsbaje y Ramírez de Santillán (Sor Juana Inés de la Cruz); todaslas pinturas de sus antiquísimos retablos fueron tristementecortadas y arrancadas, actualmente sólo se ven los huecos.
En muchas iglesias, sus celosos pobladores no permitenfotografiar los interiores de los templos, ante el temor de que suarte sea expuesto en catálogos, para luego por encargo, mandar arobarlo.
La historia del exconvento franciscano de la Natividad deNuestra Señora en Xalapa ha tenido episodios inciertos a travésde su historia, algunos testimonios se encuentran en el ArchivoGeneral de la Nación (AGN), y dan cuenta de manera intermitentelas penurias que sufrió aquella construcción del siglo XVI, asícomo sus interiores. Por citar dos ejemplos, la pila bautismallabrada en piedra actualmente se encuentra en una capilla en laexhacienda de Zimpizahua, lo único que se encuentra a la vista delpúblico son los retablos ubicados en la iglesia del Calvario, unodedicado a San Juan Nepomuceno y el otro a San Francisco. Estos dosretablos junto con el que se encuentra en el altar principal de laiglesia Santiaguito, son una muestra del barroco estípite queprevaleció en muchas iglesias de la Nueva España durante lossiglos XVII y XVIII; no podemos dejar pasar la oportunidad demencionar el frontispicio que se encuentra exhibido en el Ágora dela Ciudad.
La Catedral Metropolitana de Xalapa no ha sido la excepción,seguramente en el siglo XVIII contaba con un interesante inventariode arte, producto de las donaciones que hacían acaudaladasfamilias de la provincia. Si nos vamos a una época reciente, en1977 unos delincuentes subieron por las escaleras que llevan alCoro para esconderse en el campanario, por la noche robaron algunasobras de arte. Actualmente la única pieza con gran valor es unapintura de la virgen del Carmen realizada por el pintor novohispanoMiguel Cabrera.
No nos queda más que decir que si no conocemos el artecolonial, difícilmente podremos transmitir un sentido depertenencia, el cual nos ayudaría a preservarlo para futurasgeneraciones.
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*Colaborador