La riqueza de la cultura maya, desde un punto de vista humanista y antropológico, es el tema que Abraham Oceransky desarrollará en escena en el 36º Congreso del Instituto Internacional de Teatro de la Unesco, encuentro en Dubái al que ha sido invitado como único representante de México y Latinoamérica.
A solo unos días de viajar a Emiratos Árabes Unidos con cinco de los integrantes de su compañía, el Premio Nacional de Arte y Literatura 2019 reflexiona sobre los cambios inherentes al ser humano.
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En entrevista, el recién nombrado director emérito del ITI-Unesco también habla de la importancia del arte en las crisis de cualquier índole, de su actual trabajo y de su percepción de sí mismo, de un cuerpo de 80 años que, asegura, mantiene el corazón y espíritu de un joven de 18.
“Estoy cambiando de década, de semblante, de cuerpo… También me estoy enfilando a un trabajo menos teatral y más humanista. Me interesan nuevas rutas”, dice en La Libertad, teatro ubicado en Xalapa, ciudad que eligió para vivir desde la década de los 80 del siglo pasado.
Oceransky, quien ha escrito y adaptado obras de teatro en las que refleja su interés por la filosofía oriental, por la muerte, la pisque, la condición y contradicción humana, busca ahora indagar en el pasado, en las raíces de México.
Aunque ha trabajado temas prehispánicos, en los últimos dos años dice estar enfocado en el poder social, en la riqueza grupal, pues cree que a veces se malentiende lo que somos.
Resultado de estudio, investigación, observación y comparación de distintos puntos de vista de varios autores, comparte que llegó a la cultura de los mayas.
Ese es el trasfondo de “Jade rojo”, puesta en escena con un elenco conformado por 10 actores pero que en Dubái, en función del 21 de febrero, solo estarán cinco artistas, Luis Villa, Miguel Ángel Carrillo, Amairani Gabriel, José María Medina y Enrique Ceja.
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Aunque Oceransky aún no sabe si la obra cambiará de nombre a Pakal, porque es el personaje principal, lo que sí confirma es que por el formato del Congreso, solo actuarán 20 minutos.
“Presentaremos dos escenas, una sobre la belleza del pensamiento de los mayas, con una historia de amor, y la segunda es la muerte de Pakal. Es un teatro en una especie de códice para ser visto en cualquier idioma”.
El director teatral, dramaturgo, escenógrafo e iluminador, distinguido con la presea “Pilar del Teatro en México”, tiene entre sus deseos lograr que Pakal sea visto por muchas personas, pues más allá de naciones piensa que es una historia sobe la humanidad.
En tiempos en los cuales el individualismo toma fuerza, se pronuncia a favor del trabajo en equipo, “de juntar más cabezas, más corazones y más ideas para que al momento de tomar decisiones haya siempre el descubrimiento de las muchas verdades que pueden entrelazarse y construir tejido social”.
El creador escénico ve el futuro con optimismo, con un interés por el teatro que no se agota, solo cambia de rutas pero no de esencia.
“Sigo haciendo teatro porque es un acto social, un detonador de diálogo… Muchas veces puede ser universal pero muchas otras habla del medio en el que se produce, el mismo de los hombres y mujeres que lo están viendo, y ese es uno de sus grandes poderes”.
Abraham Oceransky convoca a ver teatro y estar pendiente del estreno en México de una obra que, afirma, “habla de un país que todos merecemos”. Mientras llega la fecha, promete en unos días representar a México y Latinoamérica de la mejor manera.