Edelmira Losilla (1920-2019) fue maestra grabadora, docente normalista, universitaria e investigadora de las artes. Ella participó, junto con otros artistas de la época, en la fundación de los Talleres Libres de Artes Plásticas de la Universidad Veracruzana, antecedente de la actual Facultad de Artes Plásticas (FAP).
Esta entidad académica informó en su portal oficial el reciente fallecimiento de la artista originaria de Costa Rica. “Agradecemos su ímpetu y compromiso con la educación artística, nos ha dejado una gran herencia y un mayor compromiso con nuestros estudiantes”, se lee en la esquela.
Hace tres años, del 9 junio al 8 de julio de 2016, la Galería AP de la Facultad presentó una exposición en honor a Losilla. En un texto escrito para la ocasión, titulado Edelmira Losilla: La academia y el oficio (https://bit.ly/2WraKsF), Margarita Cardona Valero destaca fechas relevantes de la trayectoria no sólo de Losilla, sino de la institución misma.
“La Universidad Veracruzana fundó en 1962 el Taller de Artes Plásticas bajo la dirección del pintor Mario Orozco Rivera, mismo que en 1965 abandona el taller al regresar al equipo del muralista David Alfaro Siqueiros.
“En este mismo año (1965) se encarga de la dirección el grabador Alberto Beltrán, colaborando con él los profesores que iniciaron el taller: el escultor Kiyoshi Takahashi, la pintora Yolanda Savín, los grabadores Edelmira Losilla y Fernando Vilchis, la pasante de arquitecto Margarita Cardona, integrándose el antropólogo Roberto Williams, el geómetra Gerardo Jiménez y el pedagogo Próspero Cabañas. Generando así un equipo diverso, gracias al pensamiento del maestro Beltrán, quien proponía que el conocimiento del arte fuera impartido por gente del arte, habilitando así a los artistas de los conocimientos necesarios tanto en la pedagogía como en la historia.”
Cita también que en 1969, el muralista Teodoro Cano asumió la dirección; que en 1973 el Taller se transformó en escuela y que en 1975, durante el rectorado de Roberto Bravo Garzón, evolucionó a Facultad.
“Dentro de este proceso de cambio, Edelmira Losilla permanece a cargo del Taller de Grabado durante más de una década. Siendo asignada al Instituto de Investigaciones Estéticas de la misma Universidad en 1980.”
Como cita Cardona Valero, 1994 fue año sabático para Losilla y le permitió desarrollar la investigación que da cuerpo a un documento donde plasma el saber del oficio de su vida, mismo que más adelante salió a la luz en formato de libro bajo el título Breve historia y técnicas del grabado artístico, editado por la UV.
Precisamente en la presentación de ese texto, Carlo Antonio Castro expuso: “Pienso que, como maestra, Edelmira Losilla ha sabido transmitir el luminoso misterio del grabado en la cátedra, en el taller, en la muestra de su arte”.
De eso compartió el artista Salvador Lorenzana Jiménez, titular del Taller de Litografía de la FAP, quien llegó a la UV sólo para estudiar escultura y pintura, pero gracias a Losilla inició su “enamoramiento” por la estampa, amor que continúa.
“Resulta que la maestra era demasiado minuciosa y a todo mundo nos hablaba de usted, con ese respeto que le caracterizaba. Un día metí las manos a un tórculo –una prensa para imprimir grabado– y me regañó. “No pasaron ni cinco minutos cuando me habló y me dijo: ‘Lorenzana, delante de los alumnos yo le pido disculpas a usted; gracias por arreglar la prensa’. Creo que fue un momento clave para mí, porque me empecé a enamorar de lo que es la estampa, el grabado.
“Fue una maestra muy accesible –como lo fue Teodoro Cano García–, muy entregada a sus alumnos, de carácter fuerte y cada vez que abría la boca era una gran enseñanza para nosotros.”
Compartió que Losilla participó en la adquisición de la prensa que aún es utilizada en el Taller de Litografía de la FAP: “En aquella época, con el director (quiero pensar que era Teodoro Cano García) se compró esa máquina de litografía. Es una máquina francesa de principios del siglo pasado y ella es justamente quien la compró, con la ayuda de la UV. Esa prensa vale oro”.
Es más, “voy a presumir que fui el primero que la usó como alumno, junto con Per Anderson (hoy director de la Ceiba Gráfica) y hasta la fecha sigo aquí”.