Con orgullo, Alam Israel de la Torre González afirma que gana más como músico urbano que como ingeniero en Geología o maestro en Ciencias de la Tierra, las carreras que estudió pero también le hicieron descubrir que los ambientes laborales eran pesados para su espíritu libre.
En Xalapa, entre el bullicio y el ir y venir de la gente, Alam llama la atención por la técnica que posee. A veces toca el saxofón; otras, se hace acompañar de violín, guitarra o flauta. Dice ser un feliz multiinstrumentista.
“El año pasado hice una cartografía en Hermosillo, pero con la música hay un trato distinto, saco más, me divierto más, la gente me aplaude, cotorreo, me relajo, me dan de comer y me tratan con respeto”, expresa.
¿Cómo llegó Alma desde la CMDX a Xalapa?
Originario del Estado de México, Alam narra que llegó a la capital del estado de Veracruz de manera circunstancial. Conocer a la denominada Ciudad Creativa de la Música por la Unesco le hizo tomar la decisión de quedarse.
Aunque ya tiene cuatro años en Xalapa, dice viajar constantemente por distintos municipios del país. La aventura forma parte de su vida, por lo que los viajes pueden ser cortos o largos, a destinos ya conocidos o por conocer.
En su andar, comparte diversos repertorios, algunos de música tradicional donde no faltan La Llorona ni La Bruja, y canciones románticas como Sabor a mí, Piel Canela, Con los Años que me Quedan y Bésame Mucho, por mencionar algunas.
Su versatilidad lo distingue de otros músicos urbanos, pues así como toca cumbias y salsa con la flauta, también presenta funk y baladas con su sax; las fusiones de soul y jazz están entre sus favoritas.
Entrevistado en jueves de tráfico intenso, en el centro histórico, Alam habló de su vida y de sus acompañantes, una bocina con una batería adaptada para durar todo el día y un saxofón.
No es todavía el mediodía, pero él ya ganó algunas monedas y billetes. También, un desconocido le dejó una sorpresa, un contenedor con comida en bolsa de una de las cafeterías más concurridas.
“A Xalapa yo llegué con un saxofón y una bocina chica. A Xalapa yo ya le debo. Estoy endeudado. Me siento como un servidor público”, declara.
De lo recaudado de cooperación voluntaria más los contratos particulares de bodas, 15 años, mañanitas, comidas o desayunos, va juntando su dinero y afirma que ese es su modo de vida.
La gente de Xalapa es buena onda, dice Alam
Entre los planes a corto plazo, piensa comprarse una moto y por el momento no se irá de la ciudad donde, enfatiza, el gran atractivo es la música. También se refiere a la gente.
“Son bien buena onda y la comida nunca falta. Por ser zona de estudiantes, es muy relajado”, dice para luego aclarar que habla por lo que le toca vivir en la zona Centro. Él no suele andar en los alrededores, aunque sí comparte su música en los tres pueblos mágicos cercanos, Xico, Coatepec y Naolinco.
También hace la ruta de La Joya, Perote, Carmen, Huamantla, Apizaco, Texcoco…
De raid está bien divertido
“Me siento satisfecho con hacer música y poder compartirla con personas con quienes quizá jamás vuelva a coincidir en la vida. También tengo gratitud con todas las personas que me apoyan y con mis mentores de música”.
Al rememorar su adolescencia, recuerda cuando empezó a tocar flauta en la secundaria y después inició clases de guitarra clásica, de percusión africana (yembe), violín, guitarrón y canto.
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“Como no sabía que se podía vivir de la música, elegí la ingeniería y luego hice la maestría en Ciencias de la Tierra. Con el último pago de la beca, me compré mi saxofón alto, la mejor inversión de mi vida”.
De este músico se puede saber más en Facebook Alam Balam (Cachorro Jaguar). También se le pude contactar en el número 55 29 84 82 02.