Las alfombras de aserrín, flores o frutas, cuyo origen data del siglo XIV en las procesiones del Corpus Christi, hoy mantienen en España e Hispanoamérica su vínculo con lo religioso, pero también son consideradas como una más de las actividades que forman parte del arte efímero. De carácter colectivo, las alfombras reúnen a gran cantidad de personas, quienes trabajan en la confección de los moldes, el teñido del aserrín y el diseño. En Veracruz, ya hay lugares en los que se realizan con fines turísticos, como Orizaba, pero también están quienes participan activamente poniendo en ella todo su amor y fervor religioso. En este caso está Teocelo, donde esta noche sus pobladores trabajan para que mañana a las 11 horas esté lista la alfombra en honor al Santo Entierro.