Como parte de las actividades que ofrece la Feria Nacional del Libro Infantil y Juvenil, Ana García Bergua y jóvenes literatos realizaron mesas de diálogo evocando la vida y obra de Sergio Pitol.
En la charla titulada El viaje como eterno retorno, Ana García Bergua retomó los viajes del escritor a Europa en busca de nuevas historias, dejando un poco atrás lo escrito en Xalapa. A Pitol lo describen como un escritor cosmopolita ya que por sus viajes pudo conocer diversas culturas y percepciones del mundo, todas muy diversas con las que el autor logra hacer una literatura muy original, mostrando en su novela El viaje, su travesía a la antigua Unión Soviética durante los años ochenta.
En su búsqueda por conocer a los escritores de Georgia, el ensayista y traductor tuvo otros viajes que pudieron servir como plataformas de inspiración para que él escribiera sus historias, también Sergio Pitol fue ese vínculo que Europa tuvo con el estado de Veracruz para conocer un poco de su cultura y su existencia en aquella época.
Otro aspecto que comentó la escritora fue la tendencia a las supersticiones que el creador veracruzano tenía, de lo cual derivaba una hipocondría que lo llevaba a buscar a médicos de todo tipo, con ello trasladó a sus escritos su humor característico, que se puede percibir en sus novelas, en sus ensayos, en la forma en la que utiliza la literatura para contar sus viajes y llevar al lector a conocer un poco de lo que vivió.
En la segunda mesa, integrada por Claudia Paola Beltrán García, José A. Gaar, Elena Rivera y Astrid Hernández llevó por título Las nuevas generaciones y Sergio Pitol: una herencia asequible, los jóvenes comentaron cómo las obras de Sergio Pitol han tenido gran impacto en la vida académica y personal de cada uno de los participantes.
Astrid Hernández describió al autor como alguien que derribó barreras geográficas, lingüísticas y generacionales. Expresó que no se puede hablar de él sólo como escritor, sino también como traductor. Además de que descubrió a otros autores para su público, lo que quizá les hubiera llevado unos años más.
Por otra parte, Elena Rivera expuso que conoció al escritor años atrás en una de las ediciones de esta feria, y que hay lectores que no se animan a leerlo por la complejidad que guarda en sus obras, sumada a la ausencia que tuvo en el país por algunos años, así como él mismo lo decía.
Claudia Paola Beltrán García dijo que el tema de la mesa le causaba conflicto, ya que considera que sus obras no necesitan intermediario, sólo paciencia para ser leídas. Lo destacó como un personaje importante de la ciudad de Xalapa, ya que todo el que se desenvuelve en esta ciudad llega a conocer su trabajo.
Adicionó que sus obras incitan a ser platicadas con alguien más, con alguien que conozca sus virtudes, que aprecie la literatura de sus líneas, que habla sobre sí misma, sobre la memoria, su recuperación y las vivencias. Alguien que note que los textos van formando parte de otros.
José A. Gaar lo considera el mejor narrador mexicano después de Juan Rulfo, aunque para llegar a sus textos se necesita antes de una “línea de lectura”, pues en los ensayos, los cuales, son mejor que sus novelas, hace muchas referencias a otras obras y escritores. Por lo que es reconocido en varios países a los que viajó. A pesar de su complejidad, lo recomienda a los futuros talentos para crearse a sí mismos.