En 1984, la elaboración de barquitos de madera que había iniciado como un hobby se convirtió en la principal fuente de ingreso de la familia Aburto, que hoy en día comercializa estas artesanías en zonas turísticas de Veracruz, Tampico, Cancún, Acapulco, entre otras.
El negocio fue iniciado por Nicomedes Aburto Cano, originario del municipio de Soledad de Doblado, quien actualmente hizo una pausa a esta labor para dedicarse al servicio público. Él asegura que la elaboración de este tipo de artesanía no era más que un pasatiempo y que nunca imaginó la repercusión económica que tendría y que pasaría a otras generaciones.
Relata que en su juventud se dedicó a la albañilería e incluso trabajó en una importante empresa de producción de tubos, pero cuando empezó a comercializar los barquitos de madera abandonó la plaza para dedicarse de lleno al trabajo artesanal y ser su propio jefe.
Comenta que en un paseo por el malecón de Veracruz vio que varios comerciantes vendían artesanías de madera, por lo que se decidió por hacer un producto más novedoso, como un barquito hecha de piezas de madera pero dentro de una botella.
“De niño empecé haciendo esos barquitos como un hobby y diversión; ya de más joven perfeccione el trabajo, más elaborado, los barquitos dentro de una botella y empecé a venderlos, primero con una pequeña producción porque dedicaba mi tiempo a la albañilería; también trabajé en Tamsa, pero cuando empezaron a pedirme aumentar la producción, decido empezar mi propio negocio”, explicó.
Con la demanda de trabajo, abrió su propio taller, donde dio empleo a hermanos y sobrinos, quienes aprendieron el negocio.
“Empecé vendiendo en el malecón de Veracruz y luego fuimos buscando más mercado, todo lo que es la Costa del Golfo; incrementamos la producción porque había mucha demanda y tuvimos que contratar a gente que fue familia mía; mis hermanos y sobrinos aprendieron la labor y ahora ya tienen sus propios negocios”, comenta.
El secreto de introducir el barquito dentro de la botella es a base de agujas y de mucha paciencia pues se construye pieza por pieza.
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Pedro, segunda generación de artesanos
Pedro Sánchez Aburto es uno de los sobrinos de Nicomedes Aburto, quien desde hace más de dos décadas se dedica a la elaboración de artesanías de madera encapsulada y con resina.
Menciona que desde niño empezó a trabajar con su tío y cuando llegó a la edad adulta decidió emprender en su propio negocio, con su hija como su mano derecha.
“Este negocio ha ido de una generación a otra; yo soy sobrino de Nicomedes. Empecé trabajando con él cuando tenía como 11 años y hace unos 20 años que monté mi propio taller y elaboré artesanías de madera. Ya no trabajo el barquito de madera dentro de la botella; más que nada yo hago artesanías como el ancla, el timón puro portallaves pero todo es encapsulado”, expresa.
Destaca que su producto lo comercializa en Tampico, Acapulco, Jalisco, Nayarit, entre otros. A esas zonas se manda limpio, es decir, sin nombre. En cuento a los que se venden en la zona de Veracruz como el malecón, la plaza de Artesanías, el Aquarium de Veracruz y otros puestos llevan la leyenda “Veracruz” o “Recuerdo de Veracruz”.
Su taller da empleo a ocho personas; los hombres trabajan la madera y las mujeres hacen los detalles finales del producto.
Asegura que aunque sus tíos y primos han puesto su propio taller de artesanías en el municipio de Soledad de Doblado, la competencia es sana y cada uno busca puntos de venta diferentes, pues son de la idea de que el sol sale para todos.
“Competencia no, todos trabajamos lo mismo pero cada quien en su espacio, cada quien tiene sus propios clientes, aquí en Veracruz y en otras partes del país pero creo que en el estado somos los únicos que hacemos este tipo de trabajo. A mí me gusta mucho este trabajo, desde que lo aprendí me gustó y espero que perdure en las siguientes generaciones”, puntualizó.