El género de la autobiografía es quizá el género literario con más carga de ficción. Y no porque el autor quiera hacer una novela de su vida, sino porque él mismo se convierte en un personaje, un personaje que no cesa de buscar a su narrador. Las autobiografías van de las que le ajustan las cuentas a la realidad a aquellas que son una autobiografía literaria; otras que son recuerdos de dolores y otras más que son un periplo interior de sentimientos.
Se han publicado decenas o centenas de las autobiografías más notorias de todos los tiempos, pero en los últimos años yo destacaría tres: El río del tiempo de Fernando Vallejo, Radiaciones de Ernst Jünger y Experiencia de Martín Amis.
La que nos ocupa acá es esta última. Experiencia es, a decir de Roberto Bolaño, una de las autobiografías más perfectas de todos los tiempos. Es el relato de vida de un escritor imprescindible de las letras universales. Es la vida de un lector implacable, de un hijo veleidoso, de un viajero impertinente, de un amante caprichoso, de un padre apabullante, de un escritor total.
Martín Amis –hijo de otro gran escritor Kingsley Amis– es autor de algunas de las novelas ineludibles de la literatura inglesa: Campos de Londres, Tren nocturno, Dinero, La información, entre otras; es, por otro lado, uno de los ensayistas más conspicuos de nuestros días, así lo demuestran: Visitando a Mrs. Nabokov y La guerra contra el cliché. Pero lo más importante: es autor de Experiencia, un libro que no sólo narra la vida de un hombre y sus alrededores, sino que se vuelve la crónica de toda una generación, la nacida en la segunda mitad del siglo XX, aquella que se despeinó en los sesenta, que se fue de fiesta en los setenta, que se casó tardíamente en los ochenta y tuvo hijos más tarde en los noventa. Aquella generación (no toda ni todos, claro está) que estaba en busca del sentido de la vida a través de las artes.
Martín Amis es, cosa que se le agradece, implacable con él y con el resto de los “personajes” que viajan a través de Experiencia. Bolaño tenía razón, Experiencia es perfecta. Así como Pitol o Brodsky lograron conjugar –en sendos libros– el ensayo, la crítica de artes y la autobiografía teniendo como eje una narración que podríamos llamar “novela”; Martín Amis hace lo mismo: conjugar todos los géneros, pero teniendo como eje la autobiografía. Aunque Amis incluye un género más en esta obra perfecta: la novela policíaca.
Para quien leyera Tren nocturno, sabe que es una de las novelas policiales más exactas y esféricas que se han escrito. Amis es un maestro también en ese género, y esa maestría la lleva a Experiencia tomando como tema el asesinato de su prima Lucy.
Infancia, juventud, madurez: el lector no se sentirá defraudado cuando se asome a la vida de Martín Amis a través de Experiencia.