¿Qué misterio encierran las llamadas novelas totales o novelas ambiciosas? ¿Por qué disfrutamos tanto de las novelas de más de quinientas páginas? La respuesta: precisamente por ser o tratar de ser novelas totales o ambiciosas uno siente que habita otro mundo, al que no le falta nada, ni un alfiler, ni una nube. La otra respuesta: porque se necesitan muchas páginas para que no se escape ningún detalle del rostro de los personajes, porque hacen falta muchas palabras para nombrar a las cosas de ese mundo.
Hace poco reseñamos en este espacio El jardín de los siete crepúsculos de Miquel de Palol, otra novela total escrita en la última década, por el más grande escritor actual catalán. Ahora se le empareja El esposo divino de Francisco Goldman, otra novela total en la que una pequeña referencia detona una novela total y encantadora; espléndidamente narrada, al tiempo que nos descubre a uno de los más grandes narradores de nuestros días: Francisco Goldman.
La historia de esta novela no es sencilla, pues se conforma a partir de muchas. El inicio es la búsqueda de dos mujeres y una niña en las fincas de un terrateniente hondureño. Las noticias de voz a voz dicen que las mujeres están poseídas por el demonio; son encontradas y ahí aparece, por primera vez, María de las Nieves, la protagonista principal. Una de las mujeres es Juanita, una jovencísima madre, su hija María de las Nieves de apenas siete años y una criada negra de nombre Lucy. Más tarde, luego de muchas páginas y muchas historias, vemos a María junto a su amiga Francisca, hija de aquél terrateniente, enviada a educarse en un convento. Con la llegada de la revolución, el convento es cerrado y María enviada a Guatemala en donde se encuentra con José Martí, autor de un poema misterioso que es el elemento que desata esta historia.
No se trata ésta de una novela histórica, ni siquiera se trata en realidad de José Martí y el año y medio que pasó en Guatemala en 1877 y 1878, tampoco de su exilio en Centroamérica y Nueva York, esta novela se trata, en realidad, de toda una poética muy particular, la poética de un hombre que ya es toda una literatura.
Alberto Manguel ha dicho: “Describir semejante multiplicidad de escenas en toda su barroca complejidad parece una hazaña imposible, pero el autor lo consigue de manera impecable”. Por su parte, el gran narrador Colm Tóibín dice de Goldman: “Es gran novelista y éste es su mejor libro”.