Harold Bloom es ya una figura tutelar de las letras y el pensamiento universal. Protector del pensamiento ecléctico y de la idea de que no hay nada ajeno a los intereses intelectuales del hombre, Bloom ha visitado todas las literaturas, todas las épocas, todos los autores. Bloom, como Borges, Calasso, Manguel o Ripellino, es un escritor que lo ha leído todo: desde los clásicos griegos e hindúes, hasta los jóvenes poetas irlandeses, pasando por la Edad Media, los Siglos de Oro, el Renacimiento y, por supuesto, sus sagrados Isabelinos.
Es célebre su Canon occidental, un conjunto de ensayos que más que eso es un arbitrario literario, entendido esto último como lo concibe Adolfo Castañón. Pues bien, Bloom con aquel libro se ganó la simpatía o el rencor de los lectores.
Admirado y odiado, saltó a la fama con ese libro, aunque ya en algunos círculos eran festejados sus estudios sobre los poetas isabelinos, los simbólicos, Blake, Dante y, naturalmente, Shakespeare.
Pero hay una vertiente en el pensamiento de Bloom que es menos conocida, sus ensayos sobre gnosis y religión. Presagios del milenio. La gnosis de los ángeles, el milenio y la resurrección de Harold Bloom reúne una serie de ensayos sobre estos temas que, tratados por un zafio, nos resultan siempre con un tufillo a charlatanería. Pero con Bloom es otra cosa: aquí hay inteligencia y conocimiento.
El Fondo de Cultura Económica publicó hace algunos años un libro de Bloom que pasó desapercibido: La religión en los Estados Unidos: el surgimiento de la nación poscristiana, ahí Bloom hacía un recorrido somero por la historia de las religiones hasta llegar a Salt Lake City, lo que Bloom considera la Meca de la religión del siglo XXI.
Ese libro fue un ensayo para llegar a Presagios del milenio, en donde el autor de Genios aborda el pensamiento místico en cinco vertientes que son, al mismo tiempo, los cinco capítulos del volumen: “Los ángeles”, “Los sueños”, “Trascender la muerte”, “La gnosis”, “El milenio”.
Desde hace unos años los libros sobre “angología”, como los han llamado, tienen un gran mercado. Los autores de esos libros han echado mano hasta del sabio Swedenborg para darle cierta prestancia a sus libelos; sin embargo han sido estudios de “medio pelo” que lo único que hacen es llenarlos de gastadas figuras de ángeles y decir dos o tres palabras medianamente hiladas y huecas.
Con Presagios del milenio Harold Bloom pone en regla la idea de los ángeles y su tradición desde la época hebrea.
En el capítulo dedicado a los sueños, vistos estos desde la perspectiva de la gnosis, la figura de Freud señorea el apartado: los sueños y las profecías, su naturaleza y su estudio. Uno de los capítulos más importantes es el dedicado a la muerte, pues Bloom aborda las religiones antiguas, como el chamanismo, aunque no deja de lado la idea de la resurrección cristiana, la reencarnación oriental y la metempsicosis. En fin, la gnosis, Metatrón, Yahvé, Atavio, la Cábala, todos estos son temas por los que Bloom camina como aquel iniciado que sabe cómo recorrer el camino verdadero.