Babel y laberinto/Filósofos griegos, videntes judíos

Gómez de Liaño, a través de la filosofía griega y de la videncia judía, trata de entender el mundo, su contorno, sus funciones y su destino

Rodolfo Mendoza|Colaborador

  · jueves 14 de noviembre de 2019

La escuela de Atenas. Rafael/Cortesía|@artEs

Un título como Filósofos griegos, videntes judíos podría parecer, en un inicio, contradictorio y no sabría el lector si el autor se enfrentaría a un tema de filosofía o de gnosticismo.

Ignacio Gómez de Liaño es, sin duda, uno de los estudiosos más cultos de la crítica filosófica en nuestra lengua. Su nombre está ya relacionado con el pensamiento universal. Es difícil que el autor lo recuerde como el traductor y el editor de Giordano Bruno en lengua española, pues en aquellas ediciones de los años setenta de los libros de Bruno (en su mayoría editados por Taurus), apenas y sí aparecía el nombre de Gómez de Liaño. Por mucho tiempo este autor viajó en la memoria del lector como un simple traductor y, acaso, como el introductor de Bruno a nuestra lengua. Pero a finales de los años noventa, cuando publicó su primer tomo de El círculo de la sabiduría, nos quedó claro que estábamos ante una de las mentes más preclaras del pensamiento y la crítica filosófica.

Nada queda fuera del análisis de Gómez de Liaño. En este libro Filósofos griegos, videntes judíos podemos asistir a un repaso de la filosofía y el pensamiento antiguos, no solamente griego y judío, sino al pensamiento en general, con múltiples relaciones a otras culturas.

A través de la filosofía griega y de la videncia judía, el autor trata de entender el mundo, su contorno, sus funciones y su destino. Podría parecer que este es un libro totalizante: un libro en el que todo cabe; pues esa primera impresión no está del todo alejada. El primer capítulo del libro lleva el subtítulo de “Cuando Grecia se descubrió a sí misma”; ese subtítulo nos da ya una idea de cómo se abordarán los temas siguientes, es decir: la memoria, el sistema de las ideas, el Demiurgo como creador total, los números, los astros, el intelecto, la sabiduría, lo anterior como parte de la filosofía griega. Por otro lado, por lo que toca a la videncia judía, vemos a David conquistando Jerusalem, las visiones de Ezequiel, los templos y los secretos del cosmos y, en general, el mundo.

Si el lector creyera que está ante un libro que podría apabullarlo, no está tan lejos de la realidad. Sin embargo, no debe temer y debe visitar la obra de este autor quien, ya se ha dicho, es quizá el mayor conocedor de filosofía actualmente en lengua española.

Si el lector interesado acude a este libro, Filósofos griegos, videntes judíos de Ignacio Gómez de Liaño, lo llevará inmediatamente a sus otros libros editados también en Siruela: El círculo de la sabiduría, Iluminaciones filosóficas, Sobre el fundamento y El diagrama del primer Evangelio.

Borges decía que uno no escoge al Libro, sino el Libro lo elige a uno. Pues lo mismo sucede con la lectura de Filósofos griegos, videntes judíos de Ignacio Gómez de Liaño: tal parece que ese libro estaba destinado a nosotros y, por fin, llegó a nuestras manos.