Se ha dicho que el gran novelista norteamericano no sea, quizá, un hombre, sino Joyce Carol Oates. A la ensayista, novelista, cuentista, dramaturga, poeta y gran promotora de la literatura infantil, se le ha situado por encima de nombres como Phillip Roth, John Updike, Cormac McCarthy o Thomas Pynchon.
A pesar de haber nacido en un poblado del estado de Nueva York, una de las influencias más señaladas de esta narradora es la del sureño William Faulkner. La narrativa de Oates es muy cercana a la del autor de El sonido y la furia; aunque ella misma ha dicho que sus influencias van de Lewis Carroll a Bob Dylan, pasando, obviamente, por Faulkner.
Como ensayista hemos podido leer en español un extraordinario ensayo sobre el boxeo, deporte que le interesa a la autora en la medida en que se trata de uno de los más violentos. Quien se haya acercado a la obra de la también autora de Qué fue de los Mulvaney, sabrá de antemano que uno de los temas centrales de su obra es la violencia. Una y otra vez en sus cuentos y novelas vemos mujeres vejadas, riñas sangrientas, diálogos hirientes, en los que la atmósfera violenta es el ambiente de la primera a la última página.
El estilo y los temas de Oates son sólo comparables a la maestría de otra sureña, la insuperable Flannery O'Connor, con quien la autora de La hija del sepulturero también se siente en deuda.
Maestra desde su juventud (recordemos que la autora rebasa ya los ochenta años), las jóvenes generaciones de escritores estadounidenses ven en Joyce Carol a una de sus más cercanas maestras, y han encontrado en su manera de ver al mundo un espejo. No por nada desde hace años se le ha nombrado como fuerte candidata al Premio Nobel; por eso cuando hace más de una década se le concediera erróneamente a Toni Morrison las críticas fueron tan enconadas contra la afroamericana.
La hija del sepulturero de Joyce Carol Oates es una de las grandes novelas de Oates y que las editoriales en lengua española habían inconvenientemente omitido de sus catálogos. Es la historia de la familia Schwart, unos inmigrantes judíos desesperados por escapar de la Alemania Nazi. Aunque la historia se centra, en realidad, en Rebecca, junto a ella el lector podrá hacer un recorrido por “el verdadero” Estados Unidos.
Situada en años de libertad sexual y ataque al sistema político estadounidense, la novela es, al mismo tiempo, una suerte de novela de iniciación de un país y, naturalmente, crítica a él.